La niña se nos independiza

2024 pasará a la historia del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife como el año en el que la niña le dice a papá Ayuntamiento que se independiza.

Más allá de los cinco siglos de historia que avalan la fiesta que nació en la calle y que apadrinaron las sociedades chicharreras desde 1850, la organización ha dado encaje al Carnaval en su estructura municipal desde 1961, cuando se celebraba con el antifaz de las Fiestas de Invierno.

En aquella transición, no solo política sin también social, surgió la Comisión Mixta del Carnaval, una mesa en torno a la cual se reunían gestores públicos y representantes de los grupos para la toma de decisiones.

La niña creció y la Concejalía de Fiestas encontró a mitad de los años ochenta el acomodo del Organismo Autónomo de Fiestas y Actividades Recreativas. Casi lo que hoy se gasta para contratar dos comparsas -30.000 euros- se invertía en los años sesenta en una celebración que hoy supera los cinco millones y medio de euros; eso es lo que le cuesta al Ayuntamiento santacrucero esta Fiesta de Interés Turístico Internacional desde 1980.

La ingenuidad propia de la infancia se ha tornado en una estructura que demanda más agilidad en la gestión, máxime para cumplir con los nuevos requisitos de contratación donde se acumulan los pliegos para garantizar la prestación de servicios -desde el escenario, con todo el aparataje que conlleva, a las orquestas o grupos-. A eso se une que la fecha de celebración del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife viene marcada, fiel a la tradición, por el calendario de la Semana Santa, en una explicación grotesca y rápida, lo que obliga a buscar nuevos mecanismos para dar una respuesta ágil para evitar que, como este año, el decorado se construya en diez días y fuera de plazo, como ya ha ocurrido en ediciones anteriores. Lo mismo con las reiteradas modificaciones de presupuesto. La solución tiene fecha. A partir de julio se prevé la conversión del organismo autónomo en una entidad pública empresarial. La niña se nos independiza.