El Pergamino de Clío

Beata Dolores

La sevillana pasó por dos congregaciones y fue expulsada de ambas por sus flagelaciones y penitencias de marcado contenido sexual relacionado con el sadomasoquismo

Beata Dolores.

Beata Dolores. / El Día

Lara de Armas Moreno

Lara de Armas Moreno

María de los Dolores López, mejor conocida como «beata Dolores», fue una mujer sevillana que, ciega desde los doce años, consiguió ser una religiosa muy conocida. Nació en torno a 1739 en una familia humilde y muy religiosa, de hecho, sus dos hermanos fueron monjes y su padre ejerció de muñidor en una importante hermandad sacramental.

Desde pequeña se mostró rebelde y persuasiva. Diversas fuentes confirman que su vocación religiosa fue fingida. Pasó por dos congregaciones y fue expulsada de ambas por su libre interpretación de la religión y por sus ayunos, flagelaciones y penitencias de marcado contenido sexual relacionado con el sadomasoquismo. En su lecho de muerte, el que fue su primer confesor la acusó de acercarse a su cama para mortificar su conciencia. Al parecer, María habría sido seguidora de la doctrina molinista, una heterodoxia cristiana que creía en el libre albedrío que la llevó a mantener relaciones sexuales con distintos hombres de la Iglesia.

Con el tiempo, se popularizó la idea de que la joven era capaz de mantener distendidas conversaciones con su ángel custodio y con El Niño Jesús. Debido a su ceguera, sorprendió a los feligreses con sus detallados relatos y su supuesto don no tardó en ser interpretado como brujería por la Inquisición.

Relató a los numerosos confesores que tuvo a lo largo de su vida sus inusuales prácticas sexuales que, según ella, le eran encomendadas por su ángel guardián. Sus sacerdotes confesores no tardaban en negarse a lidiar con ella y, eventualmente, fue condenada al ostracismo, no obstante, el pueblo empatizaba con la religiosa.

En 1775, al cumplir cuarenta años, el Tribunal del Santo Ofició se hizo eco de sus hazañas gracias a una joven monja que la acusó de incitarla a realizar con ella cierta actividad sexual. Así se inició un proceso de seguimiento a la beata. Tras intentar corregir su conducta sin éxito, se procedió a ejecutar la condena a muerte de María. En un primer momento se la sentenció a morir en la hoguera, pero al arrepentirse la misma mañana de su ejecución le concedieron la muerte por garrote vil. Posteriormente, su cadáver fue quemado.

El caso de la beata Dolores es especial ya que fue el último auto de fe en España que condenaba a una bruja a morir en la hoguera, ejecutado en 1781. Las actas de su proceso inquisitorial cuentan con un total de 157 folios y se encuentran en el Archivo Histórico Nacional. En ellas se recoge que el día de su muerte fue paseada en procesión vestida de negro y amordazada para evitar que profiriera herejías.

Algo que ha llamado la atención de numerosos historiadores es la fecha tan tardía de la quema. Sin duda, la Inquisición vivía sus últimos momentos. Ejemplo de ello es el caso de Anna Göldi, considerada la última bruja de Suiza que fue condenada por la Inquisición en 1782, siendo la última bruja quemada en la hoguera en Europa.

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