"La cebolla tradicional de Tenerife es una hortaliza desconocida, y hay que valorizarla para que sea reconocida como un producto local, tradicional, distinto y de calidad. Hay que rescatar este cultivo para que no desaparezca", defiende Catalina Tascón Rodríguez, ingeniera agrónoma e investigadora del Centro de Conservación de Biodiversidad Agrícola de Tenerife (Ccbat), ubicado en Tacoronte, que tiene bierta esta línea de trabajo desde 2004.

En la actualidad Tenerife cuenta con algunas variedades locales de apreciable calidad, alto rendimiento y gran valor energético. La particularidad de estas cebollas está en que se trata de variedades subtropicales, adaptadas a la latitud y condiciones ambientales isleñas, que pasan el invierno en la tierra y producen en primavera y verano.

Tres variedades

Estas variedades se han conservado en algunas localidades del norte y oeste de la Isla, llegando a ser un referente agrícola en cada una de esas zonas. Tascón explica que la más conocida es la de Guayonje (Tacoronte), que con el tiempo ha ido perdiendo superficie. Las de Masca y Los Carrizales (Buenavista del Norte) no son tan populares, aunque sí gozan de prestigio entre las poblaciones próximas, destacando por su alta calidad. Las semillas de estas variedades son obtenidas cada año por los agricultores que las cultivan, por lo que se trata de variedades que se producen íntegramente en Tenerife. También se han encontrado otras variedades como es el caso de San Juan de la Rambla, aunque sin entidad suficiente.

Tascón destaca que "el desconocimiento, la falta de promoción y la posible extinción de las variedades tradicionales de cebolla es lo que nos ha llevado a realizar un estudio desde el punto de vista morfológico, agronómico y nutricional para evaluar su situación y viabilidad". El citado centro ha elaborado un díptico para dar a conocer y promocionar estas variedades locales de cebolla que se ha distribuido en mercados y mercadillos donde habitualmente se pueden adquirir esta producción. Tascón Rodríguez agregó que la cebolla "se ha mantenido en la Isla como un cultivo tradicional, pero poco conocido. Sabemos que producir en el Archipiélago es muy caro y que ahora mismo no es un producto competitivo, pero si conseguimos que al menos no se pierda como cultivo local, nos daremos por satisfechos".

Comercialización

La investigadora del Ccbat también apuntó que la comercialización de estas variedades tradicionales se hace en mercados y mercadillos de las zonas donde se producen, así como una pequeña producción que llega a Mercatenerife, además de la venta directa que llevan a cabo algunos agricultores. Se suelen comprar en ristras, un método que permite su conservación sin estropearse.

Para potenciar estas variedades, Tascón apuntó la posibilidad de introducir estas variedades en el Plan de Gastronomía del Cabildo de Tenerife: "Aunque ya existen algunos restaurantes que están utilizando esta hortaliza en sus platos, aún no está bien posicionada. Pienso que este producto local tiene muchas posibilidades. Primero, nos hemos dedicado a estudiar la producción local y ver las posibilidades que pueden tener. A partir de ahora, lo que se trata es de darlas a conocer y que el consumidor conozca sus características. Son variedades antiguas".