La reforma laboral con la que el Gobierno persigue contener el desempleo en España encontró ayer una fuerte contestación en las calles canarias. Las dos manifestaciones más multitudinarias, las de las capitales autonómicas, movilizaron a unas 170.000 personas, según cálculos de las organizaciones sindicales convocantes.

En Santa Cruz de Tenerife, la Policía Local coincidió con los sindicatos en que habían sido 80.000 los manifestantes. Desde la marcha contra el tendido eléctrico en Vilaflor, a finales de 2002, no protestaba tanta gente en las calles de la Isla, destacaron con insistencia muchos de esos participantes.

No obstante, la Delegación del Gobierno en Canarias rebajó a 15.000 personas la afluencia en Santa Cruz y a 10.000 en Las Palmas -los sindicatos hablaron de 90.000-. Ambas marchas se desarrollaron, según la Delegación, sin incidentes relevantes.

En Tenerife tuvo lugar otra manifestación en Playa de las Américas que congregó, según la Policía Local, a 3.500 personas.

Los organizadores de la manifestación de ayer atribuyeron su "éxito" a la unidad sindical. Constituir un frente de 16 sindicatos ya fue considerado un hito por parte de esos mismos colectivos, que confían en mantener esa unidad para desarrollar una campaña "sostenida en el tiempo" y con la legislatura que estrenó en diciembre el Gobierno del PP como recorrido, según destacó en la plaza de la Candelaria de la capital tinerfeña Ignacio Rodríguez, miembro del secretariado nacional de Intersindical Canaria.

Las intervenciones de los dirigentes sindicales se produjeron una hora y diez minutos después de que la manifestación arrancara, a las 18:20 horas, en las Ramblas de Santa Cruz. El cálculo de los 80.000 participantes se basó, tanto para los organizadores como para la Policía, en que al cierre de la movilización la cola de la misma aún no había iniciado el recorrido.

Además de simpatizantes y delegados de los sindicatos, fueron muchos los colectivos sociales que secundaron ayer en las Islas el "no" a la reforma laboral y a los recortes presupuestarios que, a su juicio, ponen en peligro servicios públicos esenciales y lastran la recuperación económica.

El apoyo de distintas formaciones políticas -PSOE, IU y Sí Se Puede entre ellos- y estudiantiles y de indignados del 15-M, que promovieron la movilización en las redes sociales en pro de un "bloque crítico alternativo", contribuyeron a ese rechazo masivo que reivindicaron los sindicatos.

"La gente que se ha movilizado es la que da la legitimidad para gobernar", subrayó la secretaria general de CCOO-Tenerife, María del Carmen Martínez, quien confió en que la protesta "pare" la reforma laboral: "Esto es el principio del fin. Llegaron a La Moncloa con mentiras y quieren perpetuarse así. Frente a eso está nuestra verdad; esta reforma no sirve porque enfrenta a los trabajadores".

Hacía referencia así a la merma de derechos consolidados de los empleados, que, según los sindicatos, ejecuta en la reforma el Gobierno con la "excusa" de que facilitará la incorporación de quienes están en el paro. En las calles de Tenerife, sin embargo, fueron recurrentes las pancartas en las que los mismos desempleados rechazaban el nuevo marco de contratación y relaciones laborales.

"Costó mucho adquirir derechos para que los quiten en un día", dijo el secretario general de USO-Canarias, José Ramón Rodríguez, que también lanzó consignas contra una patronal "explotadora".

"Dicen que no podemos parar un día, cuando nos quieren quitar todo", remachó el secretario insular de UGT, Fernando Dávalos.