España está aún lejos de desempeñar el papel e influencia internacional que podría alcanzar, y en este 2016 no ayudan las incertidumbres políticas internas en la formación de Gobierno y tampoco el estadio actual de la integración europea.

Es una de las principales conclusiones del documento "España en el mundo en 2016: perspectivas y desafíos", elaborado por los investigadores principales del Real Instituto Elcano y que ha presentado hoy el equipo directivo en pleno.

"Una España mejor conectada al mundo y a Europa debe ser un objetivo estratégico de primer orden", ha reivindicado el presidente del Real Instituto Elcano, Emilio Lamo de Espinosa, en estos días de "difícil conformación de un nuevo gobierno" y "con el orden europeo patas arriba".

Este objetivo se engarzará en un momento de "fin de ciclo" y en un año "que no va a ser nada sencillo por la situación internacional", ha destacado el coordinador general del estudio, Ignacio Molina, quien defiende la continuidad de la política exterior española como país europeísta y con una mayor participación del parlamento.

En su cuarta edición, "España en el mundo" apunta que el entorno europeo y global al que se enfrenta el país en este momento se ha complicado en los últimos años.

Ese escenario convulso, unido a las persistentes debilidades propias, no ha facilitado el propósito de superar por completo la "tormenta perfecta" para la posición exterior española que tocó techo en 2012, y que combinaba profunda recesión con malestar social, deslegitimación institucional, repliegue de la acción diplomática y pérdida de prestigio, según el informe.

Es cierto, dice el documento, que la situación económica ha mejorado, que se ha recuperado en parte la imagen internacional y que la proyección en algunos ámbitos alcanza incluso cifras récord (exportaciones o turismo), pero se está aún lejos de considerar que España ejerce el papel e influencia internacional que podría tener.

No ayudan, según se lee en este informe de 56 páginas, las incertidumbres domésticas, que ahora son sobre todo políticas, ni el deterioro, aún no superado, que sufrieron políticas públicas imprescindibles para lograr una conexión más satisfactoria del país con la UE y el mundo: cooperación al desarrollo, proyección militar, internacionalización de ciencia y tecnología, o acción cultural.

Pero tampoco favorece a España la situación actual de la integración europea, sacudida por crisis internas y el auge del populismo, donde diversas crisis en el ámbito humanitario, político-institucional y de la seguridad oscurecen la situación de relativa tranquilidad recién alcanzada en la Eurozona.

Y ya fuera de las fronteras europeas, el informe repasa la situación en Ucrania y países del norte de África y Oriente Medio, con estados en fragilidad extrema o inmersos en guerras, que son generadores de inestabilidad energética, radicalismo y flujos humanos incontrolados que también dificultan el objetivo de normalizar la política exterior española en parámetros propicios.

Ni siquiera las regiones emergentes, que en los últimos años solían compensar las malas noticias de Europa y del resto de países vecinos, presentan una coyuntura mejor si se tiene en cuenta la marcada desaceleración económica china o latinoamericana, lo que también perjudica las aspiraciones españolas, según el documento.

No obstante, los expertos del Real Instituto Elcano instan a que no se afronte 2016 con ánimo negativo, ya que este es también un año de expectativas.

A nivel mundial, se verá si tiene recorrido el acuerdo sobre cambio climático alcanzado en París, si se confirma la senda que aleja a Irán de la condición de amenaza nuclear, o si es posible una cooperación internacional eficaz contra el terrorismo.

En Europa, destacan como elementos positivos que es el año que ha arrancado más tranquilo desde 2010 en lo referente al euro, y que habrá un desenlace clarificador del debate sobre el Brexit.

Pero será, advierten, en la crisis de los refugiados, con sus diversas derivadas externas que abarcan desde Siria a Turquía, donde la UE se jugará su cohesión interior en 2016.