Japón capturó 177 ballenas durante su temporada estival de pesca de cetáceos con fines científicos en el Pacífico Norte, en la costa septentrional del archipiélago, informó la Agencia de Pesca nacional.

De los cetáceos pescados esta temporada, que comenzó el 17 de mayo, 43 fueron ejemplares de ballena minke, rorcual aliblanco y 134 de rorcual sei, también llamado rorcual de Rudolphi o norteño.

Japón sostiene que el objetivo de la captura de estas ballenas es contribuir a la gestión y conservación de los recursos marítimos a partir del análisis del contenido de sus estómagos, cuyos resultados serán transmitidos a la Comisión Ballenera Internacional (CBI).

El país asiático, criticado por estos programas, expone que el análisis es utilizado, además, con el propósito de calcular una cuota adecuada de captura de estas especies, según el comunicado publicado por la entidad pesquera nipona.

Además de la captura, la flota japonesa realizó un estudio de observación en el que se examinaron 413 ballenas sei y 50 minke, de las que se tomaron muestras de piel a nueve, detalló la agencia.

La actividad ballenera japonesa ha sido objeto de críticas de la comunidad internacional y organizaciones animalistas al considerar que se trata de pesca comercial encubierta, dado que la carne de los especímenes estudiados es posteriormente vendida.

Tokio firmó la moratoria total de captura de ballenas con fines comerciales establecida en 1986 para tratar de conservar la especie y ese mismo año emprendió programas de capturas científicas, que aseguran que están amparados por la normativa de la CBI.

Además del programa del Pacífico Norte, Japón mantiene otro en la Antártida, que fue considerado ilegal por la Corte Internacional de Justicia en 2014 por no ajustarse a "fines científicos".

Japón planea solicitar la reanudación de la caza comercial de ciertas especies, entre ellas la ballena minke, de la que estima que hay un número relativamente abundante, en la reunión que la CBI celebrará en septiembre en Brasil, una iniciativa ante la que Australia, uno de sus 88 miembros, ya ha manifestado su oposición.