El consejo de administración de BBVA ha aprobado hoy una estructura organizativa que da más poder a su nuevo consejero delegado, el turco Onur Genç, que reportará directamente al máximo órgano de gestión y no al presidente como hasta ahora.

Además, la entidad financiera ha acordado el nombramiento como presidente ejecutivo de Carlos Torres Vila, en sustitución del veterano Francisco González, al que han elegido presidente de honor, tanto del banco como de la Fundación BBVA.

Con este nuevo organigrama dependerán del consejero delegado dos áreas: unidades de negocio (banca corporativa y de inversión, así como los responsables regionales) y funciones globales (soluciones de clientes, contabilidad y fiscal, y gestión de riesgos globales).

Mientras que al presidente ejecutivo reportarán tres áreas: transformación (ingeniería y organización, talento y cultura, y data); estrategia (economía global y asuntos públicos; asesor); y legal y control (legal y secretaría general).

Por otro lado están además el responsable de supervisión y regulación, Eduardo Arbizu, y el auditor interno, Joaquín Gortari, ambos en contacto directo con el consejo de administración.

El banco destaca que de esta forma avanza en la delimitación de las funciones ejecutivas y lo hace promoviendo el talento interno, pues todos los responsables provienen de BBVA.

En el lado del consejero delegado, Luisa Gómez Bravo, hasta ahora directora global de inversión, escala al puesto de responsable de banca corporativa y de inversión, en sustitución de Juan Asúa, que pasa a ser asesor sénior del presidente.

En el resto de unidades de negocio, todas dependientes de Onur Genç, destaca el nombramiento de Javier Rodríguez Soler como responsable de Estados Unidos, el puesto que hasta ahora ocupaba el nuevo consejero delegado.

Jorge Sáenz-Azcúnaga sigue supervisando el negocio de varios países latinoamericanos; Cristina de Parias, el de España; Eduardo Osuna, el de México; y Fuat Erbil, el de Turquía.

En el área de funciones globales, la novedad es que Jaime Sáenz de Tejada gana poder porque suma al área financiera las funciones de contabilidad y fiscal. Derek White sigue al frente de soluciones para clientes y Rafael de Salinas de la gestión global de riesgos.

En el lado del nuevo presidente ganan poder, en el área de transformación, Ricardo Forcano, que pasa a ser el responsable de Ingeniería y Organización; y también Carlos Casas, al frente de Talento y Cultura. David Puente conserva sus funciones en datos.

En estrategia, otra división que reporta a Torres Vila, sigue estando José Manuel González-Páramo como responsable de economía global y asuntos públicos y Paul G. Tobin al frente de comunicación; pero suman responsabilidades Juan Asúa, ahora como asesor sénior del presidente y Victoria del Castillo, que pasa a hacerse cargo de estrategia y fusiones y adquisiciones.

En resumen, escalan cinco nombres a la primera línea directiva del banco: Luisa Gómez Bravo, Carlos Casas, Victoria del Castillo, María Jesús Arriba y Joaquín Gortari, lo que a su vez eleva a cinco el número de mujeres en puestos claves de la entidad, hasta ahora ocupado únicamente por Cristina de Parias, la responsable en España.

Con esta reorganización se completa el proceso de sucesión iniciado desde que Francisco González anunció que no seguiría en la presidencia del banco y se cumple con uno de los deseos de Carlos Torres Vila, que su predecesor y mentor acabe ocupando la presidencia de honor, tanto de BBVA como de la Fundación BBVA.