En 2011, cuando España atravesaba lo peor de la crisis, Jesús Ruiz de Arriaga fundó Arriaga Asociados, un despacho de abogados consagrado a recuperar el dinero perdido por los usuarios de la banca como consecuencia de las prácticas opacas o abusivas de las entidades financieras. Su rostro -asociado al de su cliente más famoso, el exportero de la Selección Española de Fútbol Iker Casillas- se ha hecho popular a través de las pantallas de televisión y las páginas de los periódicos. El pasado viernes, mediante las gestiones realizadas por la empresa Mbestcare, ofreció una masterclass a los estudiantes MBA de la Universidad Europea de Canarias.

¿Cuántas sentencias ha ganado Arriaga Asociados y cuánto dinero ha devuelto a los clientes?

En números redondos ya hemos ganado 60.000 casos, con un éxito del 99%, y hemos recuperado cerca de mil millones de euros.

Es un porcentaje muy alto.

Sí, pero tiene su lógica. Analizamos aquellos casos en los que tenemos muchas posibilidades. De hecho, nuestro modelo de negocio es no cobrar al cliente si no recupera su dinero. Es todo coherente.

¿Tienen más incidencia estos casos en regiones que, como Canarias, presentan peores resultados educativos que la media y menores niveles de ingresos?

Los engaños que se han producido en estos años han afectado hasta a catedráticos de Derecho. En Canarias tenemos unos 4.000 casos, sobre todo en Tenerife y Gran Canaria, y el mismo porcentaje de éxito. Realmente el engaño es imposible de evitar. Todo el mundo tenía cláusulas suelo, pero nadie tenía idea de que los bancos sabían que los tipos de interés iban a subir. Yo, por ser economista y abogado y dedicarme a esto, sé algo que nadie conoce: que existen unas curvas SWAP de futuros de intercambio de tipos de interés que marcaban que los tipos de interés iban a subir en el futuro. Ellos ponían una cláusula suelo, y si bajaban los tipos cobraban igual. Ha afectado a todos. Era un negocio redondo. Otro ejemplo: a nuestro cliente, e imagen de Arriaga, Iker Casillas, le quitó Bankia casi medio millón. Se lo recuperamos, evidentemente, porque él no podía saber que le estaban engañando con sus cuentas en la salida a bolsa. Por eso el exministro Rodrigo Rato ha sido procesado, por manipulación de esas cuentas. El mensaje que yo daría es que todos estamos engañados. Si no podemos confiar, no podemos vivir. Si yo no confiara en el piloto que me va a llevar a Tenerife Norte no volaría. Los bancos se aprovechan de que tenemos que fiarnos y de que no podemos saber cuándo nos quitan un poquito o bastante.

¿Y podemos confiar ahora más en la banca? ¿Ha cambiado tras la crisis, que también fue una crisis de reputación para el sector?

La banca no ha cambiado. Siguen los mismos. En ningún país del mundo la banca tiene tanta fuerza. Un ejemplo es la decisión del Tribunal Supremo sobre los impuestos de las hipotecas, en la que ha mostrado signos de no independencia. Dicen que lo tienen que pagar los bancos y luego se apelan a sí mismos porque a los demás no les gusta. El Supremo, con una sentencia que no comparto en absoluto, porque no responde a lo que dice la ley, volvió a darle la razón a los bancos. Luego el Gobierno tuvo que aclarar mediante una ley que correspondía a los bancos pagar. El Supremo también modificó la decisión sobre cláusulas suelo, sin dar retroactividad, y sin embargo el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) lo revocó. Ahora tenemos otro caso, las cláusulas IRPH. Ni Dios sabe lo que son y cómo se forman, solo los bancos. Ese caso también está en el TJUE. La Comisión Europea ya ha dirigido su informe al tribunal, diciendo que es una cláusula abusiva y poco transparente. Eso podría suponer unos 40.000 millones que tendrían que pagar los bancos, si finalmente el tribunal determinase que deben pagar la diferencia.

¿Habrá, entonces, otro varapalo de la Justicia europea a los bancos españoles?

Estamos seguros. ¿Sabe por qué? Porque al final lo que dice la ley tampoco es tan difícil de entender. Las interpretaciones tienen un margen de error. Pero, desde mi punto de vista, no tiene sentido la sentencia del Supremo, porque llega a la conclusión de que cualquiera sabe lo que es una cláusula IRPH. Yo he hecho esa pregunta a muchísima gente, incluidos economistas y abogados, y nadie sabe lo que es. El mismo mecanismo de cómo se forma esa cifra la hacen entre ellos, entre las cajas de ahorros. Dicen que es la media y a eso le añaden un diferencial. Es decir, lo que han cobrado de hipotecas el mes pasado ahora le incrementan el IRPH más uno; en el siguiente mes se le incrementa de nuevo, a la base y al incremento previo.

¿Es diferente la banca española de la de otros países de nuestro entorno? ¿Pasan estas cosas?

No tengo ningún estudio, pero sí la sensación de que pasan algo menos. La tentación que tiene el banco de cobrarte cosas sin que tú sepas por qué es muy alta. En ningún país del mundo democrático, que yo sepa, tienen los bancos tanta influencia política y en los tribunales. No digo que el Supremo no tome las decisiones según cree, pero tengo sospechas de poca independencia, como se evidenció con el escándalo que se montó cuando una sala sentenció que los gastos de impuestos tenía que pagarlos el banco. Se montó otro pleno, se hizo otro pleno, para mí ilegal, y estuvieron varios días deliberando hasta que, por un voto, salió que tenía que pagarlos el hipotecado. Es difícil imaginar un país democrático en el que los bancos estén tan favorecidos y protegidos. Sin embargo, en los tribunales de primera instancia lo estamos ganando todo. Pero el Supremo trata de marcar jurisprudencia. El Consejo General del Poder Judicial ha creado para este tipo de casos unos tribunales especializados en los que se duplica el tiempo para tener una sentencia, generando un desamparo constitucional. Si reclamas a un banco vas a tardar más en ganar que si reclamas a una empresa o a otro acreedor. Son un montón de señales en las que percibo -aunque no lo puedo afirmar de forma rotunda- que tantas cosas que favorecen a los bancos no pueden ser casualidad.

¿Necesita más supervisión el sistema bancario?

No es solo un problema de supervisión. Habrá que hacer leyes más claras para que el Supremo, ante la duda, no incline la balanza hacia los bancos. Es verdad que ha faltado supervisión. El caso Bankia es descarado: salió a bolsa con cuentas falsas, no lo controlaron ni la Comisión Nacional de Mercado de Valores ni el Banco de España, y seguramente el poder político presionó, pensando que quizás no pasaría nada, y salvar la imagen de un banco que podía caer. Cientos de miles de personas se quedaron sin su dinero, aunque lo recuperaran en vía judicial.

¿Qué supondrá la nueva ley hipotecaria que se está tramitando?

Será más ajustada a la directiva comunitaria, que protege más a los consumidores. Se ha estado a punto de sancionar a España por no adaptarse a ella. Ahora se está tramitando, a regañadientes. La anterior iba en contra de la directiva comunitaria, por lo que era ilegal.

Hay quien pronostica que esa ley podría reducir la actividad de despachos como el suyo.

No exactamente. Están los millones de hipotecas firmadas antes de esa ley. Los derechos de los consumidores no prescriben nunca. Si no vamos a tener trabajo porque las hipotecas que se hagan a partir de ahora se hacen de acuerdo a la ley, encantados. Tenemos ocho millones de hipotecas anteriores que resolver. Los bancos solo solucionarían el problema si devolvieran los entre 50.000 y 80.000 clientes que se han quedado de sus clientes.