Los productores europeos de plátanos y bananas se han unido para "luchar contra la competencia desleal" que sufren por la entrada en la UE de 5,8 millones de toneladas procedentes de África y América Latina, donde "no se cumplen los mismos requisitos en seguridad alimentaria y medio ambiente".

Así lo han afirmado hoy, en un comunicado, las organizaciones de productores de plátanos de España, Portugal y Francia que cooperan en la Asociación de Productores Europeos y en otras iniciativas como la campaña para difundir el logo RUP, que identifica los productos de las Regiones Ultraperiféricas de Europa.

Con esta campaña, que en 2019 cumple tres años, pretenden poner en valor la producción sostenible de plátanos y bananas en la Unión Europea, que suma 700.000 toneladas anuales, y "fortalecer su posición frente a los productos de terceros países".

De los 6,5 millones de toneladas de plátanos y bananas que se consumen al año en la Unión Europea, 5,8 millones provienen de terceros países: 1,1 millones de toneladas se importan de África y 4,7 millones de toneladas de América Latina.

Las mismas fuentes han recordado que los plátanos europeos se cultivan en Canarias, mientras que las bananas lo hacen en Guadalupe y Martinica (Francia) y en Madeira (Portugal) "cumpliendo todas las normas de la Unión Europea en materia de responsabilidad social y protección del medio ambiente".

Desde la APEB han subrayado que la producción europea es "la primera opción para los consumidores que valoran los productos de cultivo sostenible y de alta calidad", sin olvidar su "considerable peso socioeconómico total en las regiones ultraperiféricas".

El sector platanero/bananero "es a menudo uno de los mayores empleadores privados de estos territorios, lo que contribuye al equilibrio de la vida rural".

Han lamentado que, a pesar de esta contribución al desarrollo sostenible, tienen que "competir económicamente con las bananas de países no pertenecientes a la Unión Europea, donde pueden producir con menos exigencias de medio ambiente, seguridad alimentaria y legislación laboral y, por tanto, comercializarlos a un precio mucho más bajo".

Actualmente, esto representa "un gran desafío para los productores europeos", han incidido.