Las mutuas españolas no cejan en su empeño de asumir el control de las bajas laborales por enfermedades comunes, que en 2018 crecieron de forma "desproporcionada", advierte Pedro Pablo Sanz, director gerente de AMAT, la patronal de estas entidades que hace unos días explicó su postura a empresarios tinerfeños.

¿Era esperable el crecimiento que ha experimentado el último año el número de bajas laborales por contingencias comunes?

Era esperable que creciera por el crecimiento de la economía y el empleo, pero no de una forma tan desproporcionada. Estamos creciendo a nivel económico un 2,2% y en población a nivel protegida un 3,4% y, sin embargo, en absentismo lo hacemos a un 12% o un 13%. A estas alturas, cuando la economía ya está desacelerándose, que sigamos creciendo a esos niveles es absolutamente desproporcionado, es impensable.

¿Y a qué se puede deber?

Creo que, por suerte, se debe a la confianza en el mercado laboral. La gente es capaz de tomar sus decisiones: si tengo que cambiar de empresa puedo hacerlo.

¿Eso quiere decir que había trabajadores que iban a trabajar enfermos y que ahora han dejado de hacerlo o que ahora se toman alguna libertad más?

No. Las enfermedades son las que son. Una persona está enferma y sobre eso no hay reproche alguno, pero es impensable creer que en 2013 se enfermaba menos que ahora. Aparte de la duración normal de una enfermedad, hay que sumar otros factores. Uno es la carga asistencial que existe en los servicios públicos de salud. Tenemos una población cada vez más envejecida, que necesita más recursos y demanda más asistencia sanitaria, lo que hace que, con los recursos sanitarios que tenemos, cada vez haya más lista de espera y más carga asistencial. Eso quiere decir que una persona tarda más tiempo en ser atendida por un médico. Y luego hay un factor que denominamos como riesgo moral, en el que entra en juego la voluntad de cada persona, la confianza en el mercado laboral. Alguien puede estar en una empresa y no encontrarse a gusto y si simplemente no le apetece ir a trabajar, puede plantearse no hacerlo un día. Y si le despiden, hay otras empresas.

AMAT y la CEOE han propuesto que las mutuas se puedan encargar de las bajas laborales por contingencias comunes, al menos en algunos casos. ¿Qué se ganaría con ello?

Lo pedimos porque ya lo venimos haciendo en contingencias profesionales (enfermedades profesionales y accidentes de trabajo) y no hay discrepancias ni problemas. Tenemos 12.500 reclamaciones al año cuando atendemos 6,3 millones de procesos entre contingencia común y profesional. Es una cifra mínima. No entendemos por qué no podemos dar las altas en contingencia común cuando ya lo hacemos en contingencia profesional. Los médicos que están en las mutuas son los mismos que trabajan en el servicio de salud y responden al mismo código deontológico. Un trabajador puede ir a un seguro privado y decir quiero que me intervengan la rodilla, y puede ir también al servicio publico. Sin embargo, si quiere ir a la mutua necesita la autorización de la inspección medica. ¿Por qué tiene la inspección que interferir en la voluntad de una persona? La duración de las bajas en las 20 principales patologías de contingencia profesional es la mitad que cuando son atendidas por el servicio público de salud. Un esguince o una fractura duran 70 días en el servicio público; en la mutua, 35. La satisfacción de los pacientes de las mutuas es más alta. Déjennos hacerlo. Entiendo que las comunidades autónomas quieren ejercer unas competencias, pero al final esto perjudica a los trabajadores, a las empresas y a la Seguridad Social.

¿Son, entonces, los médicos de los centros de salud demasiado laxos?

No, es que son los mismos médicos. No es un problema de médicos buenos o malos, sino de listas de espera enormes. Eso retrasa que se intervenga.

¿Eso explica que las bajas sean de mayor duración?

Claro. El médico no puede realizar una valoración si tienes que hacerte una radiografía para valorar si puedes trabajar o no, y eso tarda cinco semanas. En una mutua vas ahora y te la hacen mañana y te dicen si tienes o no aptitud para trabajar.

Los médicos de familia se oponen. ¿A qué se debe?

No se oponen. Están muy alineados. La preocupación de cualquier médico es el paciente. El problema no es el profesional, es la carga asistencial del servicio público. Cuando no hay médicos y se demanda una asistencia sanitaria, no se puede prestar.

Calculan el coste del absentismo para la Seguridad Social en Canarias en 350 millones de euros.

Así es. Son 350 millones, cuando se recaudan 160 millones para hacer esos pagos. Pero también hay otros costes para la empresa, que ascienden a 315 millones. Y eso sin tener en cuenta el coste de oportunidad, que son los bienes y servicios que esa población equivalente a 53.000 personas deja de producir o prestar.

¿Se ven diferencias entre Canarias y otras comunidades?

El número de personas que tienen bajas es similar, sobre el 25 por mil. Pero la duración supera un 20% la media nacional. Es muy alta, la quinta o sexta mayor del país.

¿Por qué?

Insisto, Una rotura de fémur puede durar 40 o 50 días en cualquier sitio. Luego afecta la voluntad de querer o no volver, la voluntad del trabajador, la asistencia...

Ser una de las comunidades autónomas con más lista de espera sanitaria también influirá...

Claro, influye.

¿Cuáles son las dolencias más habituales?

Las más frecuentes son patologías lumbares, de espalda, tendinitis, esguinces... Y aquí en Canarias es donde se producen más. Hay sectores, como el de alojamientos, venta al por menor, Administración pública, donde se dan con mayor frecuencia.

A las camareras de piso se les reconocen desde hace unos meses una serie de enfermedades profesionales...

Yo eso lo he oído, soy consciente, pero me ha parecido todo un poco alucinante. Las enfermedades profesionales de las camareras de piso se han reconocido siempre.

¿Las que se han incluido recientemente?

Sí, sí. Las camareras de piso no aparecían en el real decreto de 2006 que regula las enfermedades y ocupaciones profesionales, pero el decreto estaba suficientemente abierto para incluir una profesión en la que se manipule una carga de forma repetitiva que genere síndrome del túnel carpiano o lo que sea, aunque no esté detallada. Está abierto a cualquier profesión, también a las camareras de piso. No sé si ha sido una cuestión de márketing o publicidad. A las mutuas nos ha sorprendido mucho, porque ya se estaba reconociendo. A nosotros nos da lo mismo si esa persona que manipula cargas es camarera de piso o cajera de supermercado. Y aunque no se reconociera, siempre tenían el amparo de que se reconociera como accidente laboral. Las mutuas han reconocido estas enfermedades históricamente.

¿Y cómo han evolucionado las enfermedades profesionales y los accidentes de trabajo?

Los accidentes de trabajo se están conteniendo en toda España, y en Canarias también. Ha habido más accidentes porque la población trabajadora ha crecido, pero la incidencia es menor.

¿Preocupa la construcción?

Genera preocupación porque la gravedad de las accidentes es más elevada. Pero las empresas de construcción están haciendo un trabajo excelente. La incidencia en todo el país se ha reducido en más de un 50% desde principios de siglo. Han hecho una gran inversión, han formado a gente, han comprado equipos...