Hacienda vigila de cerca al casi medio millar de canarios que han ganado dinero operando con monedas virtuales o criptomonedas, principalmente bitcoins. La Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT) ya ha enviado a cada uno de esos contribuyentes un aviso para recordarles que las ganancias obtenidas en esas operaciones tienen que incluirse en la declaración de la renta. El fisco estrecha así el cerco alrededor de un negocio novedoso y difícil de controlar. Un negocio que por sus propias características se ha convertido en un caramelo para el blanqueo de capitales y para eludir impuestos. Las monedas virtuales son para muchos una forma como cualquier otra de ganar dinero, pero para los “garbanzos negros”, en palabras del economista Juan José Hernández Castro, son también una vía ideal para lavar fondos. Esta es la razón de que la Agencia Tributaria haya puesto en práctica una criptorredada ahora cuando se abre el plazo para la declaración del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF). Se trata, en definitiva, de separar el simple negocio de las operaciones sospechosas de blanqueo o elusión fiscal.
La AEAT, que depende del Ministerio de Hacienda, ha remitido avisos a un total de, exactamente, 470 contribuyentes canarios. En toda España ha enviado cerca de 15.000 comunicaciones. “Le recordamos que los beneficios generados en dichas operaciones [las operaciones con criptomonedas] constituyen rentas sujetas a IRPF con la calificación de ganancias patrimoniales”. Ese es el mensaje que han recibido o están a punto de recibir esos 470 ciudadanos del Archipiélago. La delegada de la AEAT en la Comunidad Autónoma, Carmen Guillén, explicó que, en concreto, este tipo de operación debe consignarse en la casilla 389 de la declaración de la renta. La representante de la Agencia Tributaria detalló que esos 470 casos son los que han podido detectar los inspectores de Hacienda, de modo que no necesariamente son todos los que han protagonizado contribuyentes canarios. “Muchas veces la información llega más tarde”, ahondó Guillén, de ahí que el trabajo de los inspectores no se limite a las semanas previas al período para hacer la declaración de la renta. Es decir, los contribuyentes pueden recibir un aviso tras haber negociado con bitcoins u otras criptomonedas en cualquier momento. La advertencia se ha hecho, por ahora, a ese medio millar de ciudadanos, pero Hacienda sigue vigilante.
Lo cierto es que la AEAT no puso el foco en los bitcoins y otras monedas virtuales en la anterior campaña de la renta, no al menos sobre los contribuyentes. Pero esta vez está siendo más activa, lo que ha generado cierta alarma entre quienes invierten en criptodivisas. El año pasado, cuando se declaró el IRPF del ejercicio de 2017, la Agencia Tributaria remitió solicitudes de información a las entidades que se dedican a la compraventa de monedas virtuales, básicamente entidades financieras, casas de cambio y pasarelas de pago. Es esta información y la obtenida de los bancos españoles y la Oficina Nacional de Investigación del Fraude (ONIF) la que ha dado lugar a las cartas remitidas a esos 470 canarios que operaron, y en algunos casos especularon, con bitcoins y demás criptodivisas. ¿Quiere esto decir que todos son sospechosos de fraude fiscal? La respuesta es no. Y la forma de despejar cualquier duda es precisamente la de incluir las ganancias de este negocio en la declaración de la renta. Por eso Hacienda les avisa, con lo que no se puede alegar desconocimiento. Eso sí, aunque no todos son defraudadores ni todos blanquean capitales, es igualmente cierto que entre ellos seguramente sí hay quienes lo hacen.
De entrada, subrayó Hernández Castro, porque el boom de la moneda virtual que se produjo hacia finales de 2017 (creando una auténtica burbuja) pilló con el pie cambiado a la Agencia Tributaria y, por tanto, degeneró en cierto “descontrol”. De hecho hay contribuyentes que no pasaron por el fisco el año pasado y que tendrán que hacerlo ahora. Y también porque la propia naturaleza de las operaciones con criptodivisas, que en principio son anónimas, las convierten en terreno abonado para esos “garbanzos negros” a los que alude el economista. Son, en definitiva, un instrumento tentador para el blanqueo de capitales. ¿Cómo? Pues de una forma tan sencilla como la de comprar bitcoins con dinero negro. Una operación encriptada y anónima que dificulta a los inspectores de Hacienda seguir el rastro. No obstante, dificultar no es impedir, ya que los inspectores pueden iniciar una investigación por ingresos anómalos en cuentas bancarias o rastrear el cambio de divisas o activos virtuales a euros, y viceversa.