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El cambio climático empuja el negocio del césped artificial

El fabricante Doménech Hermanos incrementa sus ventas de forma sostenida favorecido por un mercado creciente que se apoya en la falta de agua para el riego de superficies naturales

El director de Doménech Hermanos, Frederic Rasschaert, junto a bobinas de césped artificial.

El director de Doménech Hermanos, Frederic Rasschaert, junto a bobinas de césped artificial. / Juani Ruiz

Miguel Vilaplana

El cambio climático es una realidad que ha llegado para quedarse y que dibuja un panorama ciertamente complicado por delante, obligando a la adopción de medidas, desde los sectores públicos hasta los empresariales, que contribuyan a hacerle frente. Una de ellas pasa por reducir el consumo de agua, factor este íntimamente ligado al césped artificial, cuyo mercado está creciendo de forma imparable en los últimos años. Un producto en el que el fabricante alicantino Doménech Hermanos tiene mucho que decir desde su posición de liderazgo en el sector, en un contexto en el que sus ventas se están incrementando de forma sostenida tanto por el aumento de la demanda ligada a la falta de recursos hídricos para el riego como también por su compromiso con la sostenibilidad, lo que lo ha llevado a impulsar proyectos relacionados con el reciclaje y los materiales biodegradables.

Los orígenes de Doménech Hermanos, con sede en el municipio alicantino de Muro, se remontan a nada menos que 1899, cuando empezó a funcionar como una empresa textil. Desde entonces fue evolucionando con la elaboración de diferentes tipos de artículos, hasta que poco a poco empezó a especializarse en la fabricación de césped artificial. 

Llegados a este punto, fue en mayo de 2014 cuando la firma fue adquirida por la compañía belga Beaulieu International Group. Fundada en 1959 como empresa familiar, en la actualidad es un grupo industrial privado con tres unidades de negocio punteras en sus respectivos campos. Así, Beaulieu es uno de los principales productores de suelos vinílicos, parqué, moquetas y alfombrillas, punzonado y césped artificial, producto este último del que Doménech Hermanos se encarga de la fabricación.

Según explica su director general, Frederic Rasschaert, todas las soluciones relacionadas con el césped se diseñan y fabrican en la planta que tiene Doménech Hermanos en Muro, donde una plantilla formada por 93 trabajadores se encarga de producir las gamas comerciales Turfgrass y Act Sports.

Paisajes, casas y deportes

En el primer caso, el césped artificial está orientado al ámbito paisajístico y residencial, en entornos públicos, hoteles, centros de convenciones o simplemente el hogar. En el de Act Sports, los productos han sido concebidos para las actividades deportivas, con la visión de mejorar el rendimiento de los jugadores y garantizar la uniformidad en todo tipo de condiciones meteorológicas, una larga vida útil y unos costes de mantenimiento previsibles. 

Rasschaert destaca que, efectivamente, la demanda de césped artificial se ha incrementado mucho en los últimos tiempos como consecuencia del cambio climático. "No hay agua para el riego y el mercado está creciendo de forma exponencial", asevera el director general de la empresa, quien añade que, en estos momentos, dicho mercado está conformado a nivel europeo por 100 millones de metros cuadrados anuales, de los que 60 millones corresponden a aplicaciones residenciales y el resto a instalaciones deportivas. Del conjunto, Doménech Hermanos aporta unos cinco millones de metros cuadrados.

La firma alicantina facturó el año pasado 35,2 millones de euros, en un contexto en el que está registrando en los últimos tiempos un crecimiento sostenido anual de alrededor del 10%. Y no solo por la tendencia creciente del mercado, sino también por la apuesta por la calidad y la sostenibilidad que está protagonizando el conjunto del grupo, que se ha fijado como meta la ambición de operar de forma totalmente neutra en carbono en 2030.

Proyectos de reciclaje

Y es ahí donde entran en juego diversos proyectos que se están desarrollando en el ámbito del reciclaje. Uno de ellos es el que se ha llevado a cabo para sustituir la base del césped artificial, hasta ahora elaborada con poliuretano o látex, por un material prácticamente idéntico al del propio césped, lo que mejora la reciclabilidad y su uso posterior para la fabricación de otros productos. También se apuesta por la introducción de biopolímeros biodegradables.

Otro campo en el que se trabaja es en la recuperación del césped al final de su ciclo de vida para su reciclaje. Según destaca Rasschaert, en el caso de las instalaciones deportivas esta operación ya es una realidad y ahora el reto está en la recuperación del césped de las áreas residenciales, algo para lo que, precisa, hace falta la colaboración gubernamental, al igual que ya sucede en otros países como Francia.

De igual forma, y respondiendo a una exigencia planteada a corto plazo por la Unión Europea, Doménech Hermanos está usando materiales alternativos a las bolas de caucho que hasta ahora se vertían sobre el propio césped de los campos de fútbol para mejorar el agarre y el bote del balón. "Nosotros ya utilizamos productos naturales como el corcho, contando para ello con la certificación de la FIFA, que es la que vela, junto a nosotros, por evitar lesiones y que la calidad sea máxima", concluye Rasschaert.