ENFOQUES | Incendios

Un día con los bomberos forestales de Canarias: una labor que trasciende a la extinción de incendios

Los 130 miembros de los Equipos de Intervención y Refuerzo en Incendios Forestales (EIRIF) son un apoyo indispensable para los Cabildos con una actividad que se prolonga durante todo el año

Trabajo de los Equipos de Intervención y Refuerzo en Incendios Forestales (EIRIF)

Andrés Gutiérrez

Verónica Pavés

Verónica Pavés

Cuando las llamas voraces de un incendio empieza a mostrar signos de descontrol, ellos son los primeros en acudir a la llamada de auxilio de los efectivos que se ven sobrepasados por la magnitud del desastre. Los 12 equipos del cuerpo de Intervención y Refuerzo de Incendios Forestales (EIRIF), dependiente del de La Consejería de Transición ecológica y Energía del Gobierno de Canarias, se convierten en un apoyo indispensable para el dispositivo, reforzando con su trabajo multidisciplinar la contención de los frentes por tierra y aire. 

Este cuerpo de extinción de incendios fue creado en 2017 con una particularidad: sus bases no estarían en ninguna isla capitalina. De hecho, a día de hoy, las bases de los EIRIF se encuentran únicamente en El Hierro, La Palma y La Gomera.

En sus siete años de vida, estos efectivos –cuyo propósito es apoyar a los Cabildos en la extinción de incendios– han ganado cada vez más relevancia en Canarias, a medida que los fuegos en el Archipiélago se vuelven más virulentos. No en vano, los Eirif han sido clave para la extinción de algunos de los incendios más voraces que ha sufrido Canarias en el último lustro, incluido el de 2019 en Gran Canaria (más de 9.500 hectáreas quemadas), el de Garafía en 2020 en La Palma (800 hectáreas)y el brutal incendio de Tenerife en 2023, que calcinó cerca de 15.000 hectáreas. 

Su actuación de apoyo a los efectivos locales y nacionales ha confirmado su relevante papel en la extinción de incendios en Canarias, lo que, por otro lado, s ha ayudado a consolidar su figura como parte del dispositivo del que dispone el Archipiélago.

Y es así como en apenas cinco años el cuerpo ha pasado de estar ocho meses en activo a hacerlo todo el año, ha ampliado equipos hasta alcanzar los 130 efectivos y ha ganado autonomía gracias a la compra de vehículos y materiales. Los incendios y la actuación en otras emergencias –como el volcán de La Palma–,son su actividad principal, pero no a la que dedican gran parte del año. En realidad, la mayor parte del año la pasan trabajando en campo, mejorando su forma física y formándose en nuevos métodos para frenar los incendios que asolan el Archipiélago. 

Un día en la vida del EIRIF

Los 12 equipos compuestos por diez profesionales de distintos ámbitos –130 efectivos en total– planifican su vida por semanas. En los momentos de calma previos a los incendios, sus jornadas se dividen en horarios de mañana y de tarde –que varían en horas dependiendo de la luz solar–, en los que los profesionales dedican parte de su tiempo a la preparación física y a hacer prácticas de distintas actividades contraincendios. «Tenemos un entrenamiento continuo todo el año», explica Emilio Martínez, jefe de Base en La Palma.

«En el mismo día corremos, hacemos series y utilizamos pesas, elásticos y cajones», afirma Martínez. En concreto en la Isla Bonita disponen de un recinto «bastante amplio» al lado del Hospital Universitario de La Palma en el que pueden prepararse físicamente los 365 días del año. Estos trabajos, además, cada vez están más derivados a la prevención. «Hemos reducido mucho las lesiones», indica Martínez. Y es que, hace unos años se percataron de que, cada vez que volvían de una emergencia, muchos de los efectivos lo hacían con alguna lesión debido a caídas o tropiezos. «Ahora trabajamos la ergonomía postural para fortalecer ciertas zonas o músculos y hemos mejorado mucho», revela el responsable del área. 

Su jornadas se completan con una serie de prácticas en campo, que tratan distintos aspectos de la lucha contraincendios in situ. Así, por ejemplo, los efectivos pueden acudir a los montes de La Palma a mejorar sus líneas de defensa creando cortafuegos con motosierras o hacer «tendidas de manguera» para mejorar las líneas de defensa que se realizan a partir de agua. 

Una de estas actuaciones es la quema controlada o fuego técnico. Las quemas prescritas consisten en aplicar fuego al sotobosque, pasto o arbustos de una zona determinada, para reducir el volumen de combustible. Estas operaciones requieren de una planificación, estudio de la meteorología, análisis sobre el terreno y, en ocasiones, la realización de labores selvícolas previas para preparar líneas de defensa.

Cada parcela se quema cada 2 o 3 años cuando se comprueba que han desarrollado ya un combustible vegetal de determinado tamaño que pone en riesgo la seguridad de los tratamientos selvícolas de protección y prevención realizados en dicha zona.

Pero la gestión de las llamas no es lo único en el que se forma este cuerpo de seguridad. 

De primeros auxilios a vuelo de drones

El tiempo que no se encuentran trabajando frente a las llamas, estos grupos también aprenden primeros auxilios, entrenan para hacerse a los equipos de protección individual, realizan grandes caminatas para reconocer el terreno, vuelan drones y se preparan para hacer mejorar su comunicación por radio. 

Y aunque la preparación física es una parte indispensable para que estos protectores de las llamas puedan llevar a cabo sus trabajos en emergencia, no es menos importante que cuiden de otros aspectos mentales. Por esta razón, durante estos meses también se preparan entrenamiento psicológicos y se realizan convivencias con otros grupos de los EIRIF en distintas islas e incluso con efectivos de otros cuerpos regionales y estatales para tejer redes de colaboración más fuertes. 

En los incendios, además, los coordinadores de los grupos están atentos al ánimo de sus efectivos cada día. «Tratamos de hacer una puesta en común siempre al finalizar los turnos para conocer sus necesidades, problemas y para descargar», insiste Martínez. Gracias a este tipo de acciones pudieron saber cómo el incendio de Tenerife estaba impactando en los ánimos de su equipo. «Relataban que sentían vergüenza cuando salían del hotel y la gente les aplaudía porque para ellos aún quedaba mucho por hacer y sentían que no habían hecho lo suficiente como para recibir todo ese apoyo ciudadano», indica Martínez, que resalta: «sentían mucha impotencia». 

Aunque son un grupo de apoyo a los efectivos que se encuentran en cada una de las islas, el trabajo in situ de los EIRIF comienza prácticamente el mismo día en el que se prende la primera llama. «Lo primero que hacemos es acudir con un pequeño grupo en uno de los helicópteros de los que disponemos para hacer un primer refuerzo urgente», explica Martínez. El cuerpo cuenta con dos helicópteros propios pero puede reconvertir también a los de rescate del GES, con lo cual pueden movilizar hasta ocho recursos aéreos para asistir a la extinción de incendios. 

Los días sucesivos, los grupos de distintas islas se lanzan al mar en una de las navieras para llevar hasta el lugar del incendio otros recursos commo autobombas, coches, equipos de protección individual, aceite de cadenas o motosierras. «Con todo ello ganamos mucha autonomía ya en terreno, lo que nos permite realizar acciones muy ágiles», indica el responsable. Los EIRIF se preparan ya este año para afrontar un nuevo incendio y evitar, con todo lo que han aprendido durante el año, que pueda convertirse en un mostruo en llamas. 

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