Calle Malcontento es un grupo que se considera amateur, pero que apuesta fuerte por la música. La banda, que participó recientemente en el ciclo de conciertos de grupos locales organizado en la Casa de la Cultura de Güímar, comenzó en 2008 su andadura en un festival de las fiestas patronales de San José de El Escobonal. Desde entonces, no han dejado de recorren locales de toda la isla como el conocido "El Hombre Bala" de Santa Cruz y de participar en diversos eventos haciendo versiones de temas clásicos del pop y del indie. En tiempos de crisis, la buena música viene de la mano de un grupo de amigos que levanta al público en cada concierto. Sus componentes son Jorge Hosp, guitarra, Javier López, bajo, César Bethencourt, en el laúd, y Pablo Martínez, a la batería, secundados por las voces de cuatro hermanos: Galilea, Nena, Lucas y Sinaí Arias.

¿De dónde sacaron el nombre del grupo?

Calle Malcontento es una calle de Tacoronte. Aunque ningún miembro del grupo es de allí, nos pareció interesante el nombre por lo que tiene de paradójico. Para nosotros, el "malcontento" es el estado de ánimo que mejor expresa el momento histórico que estamos viviendo. El "mal" y el "contento" son como los dos platillos de una balanza. Hay un aspecto que habla del dolor que hay en el mundo y otro más propositivo, que persevera en la ilusión, en la alegría necesaria para transformar las cosas. Intentamos transitar como funambulistas, buscando el equilibrio.

¿Cuándo y cómo se formó el conjunto?

Fue en el año 2008. Al principio éramos cuatro amigos sin otro objetivo que reunirnos para participar ese año en las fiestas patronales del pueblo. Luego seguimos reuniéndonos, se sumaron más miembros, y gradualmente se fue gestando un proyecto.

¿Qué tipo de música es la que puede disfrutar el público que asiste a sus conciertos?

De momento hacemos versiones dentro de un amplio campo semántico que incluye autores tan aparentemente dispares como Tom Waits, Aretha Franklin, o más actuales, como Lykee Li. A través de una instrumentación muy acústica y "low tech", pretendemos generar una atmósfera cálida y próxima.

¿Cuál es la clave que hace de Calle Malcontento un grupo alternativo dentro de los que cultivan el mismo estilo?

Quizás lo más llamativo sea que el grupo cuenta con cuatro vocalistas (que además son hermanos), lo cual nos permite hacer juegos polifónicos. Asimismo, la voz principal va rotando entre los cuatro vocalistas. También llama la atención el uso de instrumentos no habituales en temas de pop rock, como el laúd o un xilofón de juguete, por ejemplo.

¿Algún miembro de la banda se dedicaba profesionalmente a la música antes de comenzar esta trayectoria en conjunto?

Salvo Galilea, una de las componentes del cuarteto vocal, que cuenta con una formación lírica y una trayectoria musical contrastada, ninguno de nosotros se ha dedicado profesionalmente a la música; sin embargo, todos hemos estado en estrecho contacto con ella desde que éramos muy jóvenes.

¿Cuáles son sus planes más inmediatos?

Tras actuar este sábado en el café Quilombo de La Orotava, tenemos previsto un segundo concierto el día 26 de este mes, en el Espacio Aguere de La Laguna. Después pararemos nuestros directos hasta el verano con el fin de trabajar en la composición de nuestros primeros temas.

¿Se plantean la posibilidad de sacar al mercado un cedé con temas propios?

Nos gustaría; en algún momento queremos hacerlo, pero todavía es pronto para pensar en ese proyecto. Queremos ir con calma y elaborar primero temas propios.

Siempre se ha hablado de competencia en el mundo de la música. ¿Existen, realmente, esas tiranteces dentro del panorama musical tinerfeño?

No vemos al resto de grupos como competencia, sino como agentes que contribuyen a enriquecer y a dinamizar el panorama cultural de la isla. Pensamos que cuanto más fértil sea el ambiente musical, más nos beneficiará a todos.

Entonces, ¿podría decirse que Calle Malcontento es un grupo que apuesta por la unión de todos los grupos y por generar un buen ambiente?

Nuestro deseo es funcionar como "dispositivo relacional", es decir, queremos abrir un múltiple espacio entre nosotros mismos, como amigos, familiares y vecinos que somos y, a la vez, entre nosotros y la gente que se interesa por nuestra música. Queremos aportar nuestro grano de arena en la dinamización cultural del pueblo en el que vivimos. La vida está muy fea, hay crisis en todos los sentidos: económico, moral... Hay pobreza, injusticia... Si tal como está el panorama, nuestro grupo empieza a preocuparse por la competencia con otros, entonces ya no tendría sentido seguir haciendo lo que hacemos.