Con más de seiscientos kilos de ingredientes, la mayor paella de la historia de Filipinas y la más grande de Asia, según los organizadores, ha sido hoy el centro de una gran fiesta española en Manila.

Al ritmo de Melendi, Los Delinqüentes y música electrónica en directo del DJ valenciano Fede Segarra, y regada con cerveza, sangría y gin-tonic, la "Paella Gigante" ha deleitado en su sexta edición los paladares de un millar de personas en un céntrico centro comercial de la capital filipina.

"Es la mayor de Filipinas sin duda y, en cuanto a Asia, se hacen pocas paellas así, así que seguramente esta sea la más grande hasta el momento. Que yo sepa no hay ninguna más", declaró Javier Escat, vicepresidente de la Sociedad Española de la Beneficencia (SEB), que organiza el evento.

Cuando este encuentro gastronómico comenzó hace seis años, una paella cocinada con sesenta kilos de arroz dio de comer a seiscientas personas.

En las siguientes ediciones la cantidad aumentó a 80 kilos de arroz y el año pasado ya alcanzó el centenar.

La paellera, de tres metros de diámetro y propiedad del Casino Español de Manila, uno de los muchos vestigios de más de tres siglos de colonización, guisó este año más de cien kilos de arroz, doscientos litros de caldo y más de trescientos de otros ingredientes como pollo, gambas, mejillones y verduras.

La receta se cocina en pleno centro de la fiesta sobre fuego de leña, algo que entraña no pocas dificultades para los veinte cocineros españoles y filipinos responsables.

"En una cocina con gas es muy fácil darle a la izquierda o a la derecha. Aquí una vez que la madera arde es difícil de controlar, solo puedes mover los ingredientes a un lado u otro", explica Juan Carlos Terry, de 73 años, dueño de una cadena de restaurantes y uno de los paelleros en esta jornada.

La paella es uno de los platos españoles que más atraen a los filipinos y prueba de ello es que sigue siendo parte de la gastronomía popular de este país que fue colonia española durante más de tres siglos hasta la debacle en la Guerra Hispanoestadounidense de 1898.

Chona Esquera, una agente inmobiliaria de 53 años que acudió a degustar la paella, asegura que ella misma la cocina en casa, si bien reconoce que su receta es "un poco diferente" a la valenciana.

"El arroz es diferente, así que sabe de otra forma. Aun así trato de hacerla al estilo de la paella española. Incluso uso azafrán, que es difícil de conseguir, para que sepa más auténtica", asegura a Efe.

Otro de los cocineros hoy fue el presidente de la Asociación de Chefs de Filipinas (LTB), James Antolin, que se declara un enamorado de la cocina española.

"Aquí comemos lengua, callos; y ahora es más fácil viajar, así que también hemos importado los pinchos y les encantan a los filipinos. Son platos que nuestros padres y nuestros abuelos ya nos dieron a probar cuando éramos niños", afirma el chef manileño.

Antolin, convencido de que Filipinas es el epicentro de la gastronomía española en Asia, bromea sobre la paella de hoy: "Si la cocinan en Singapur seguro que no la hacen tan bien, porque nosotros tenemos sangre española en nuestras venas".

La recaudación obtenida de la paella -cada porción cuesta 300 pesos (4,8 euros)- se destina a programas de asistencia de la Sociedad Española de la Beneficencia para ancianos españoles y filipinos residentes en el país insular que pasan por dificultades.

Al margen de la caridad, "lo importante es que la gente pase un rato agradable y se lleve algo de nuestra cultura gastronómica", concluye Juan Carlos Terry, considerado el decano de los cocineros españoles en Filipinas.