La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, redobló ayer el pulso de dos días que mantiene con el jefe del Banco Central, Martín Redrado, al echarlo por decreto por su negativa a usar reservas monetarias para pagar deudas soberanas.

Fernández recurrió a un decreto que firmaron todos los ministros en momentos en que la actitud de Redrado es apoyada por las principales fuerzas políticas de la oposición, que, por su lado, la semana pasada presentaron demandas judiciales contra el pago de deudas con reservas del instituto emisor.

El conflicto estalló cuando Argentina se prepara para ofrecer la refinanciación de bonos en mora por 20.000 millones de dólares en manos de acreedores que rechazaron la reestructuración de 2005, que puso fin al cese de pagos de 2001, el mayor de la historia (unos 102.000 millones de dólares).

Agentes bursátiles señalaron que el conflicto no ha tenido mayor impacto en los mercados de capitales, donde los bonos argentinos registraron hoy leves alzas, si bien se incrementó la tasa de riesgo de inversión en es-te país según el indicador de la banca JP Morgan.

Mientras, fuentes de las principales fuerzas de la oposición dijeron que en las próximas horas saldrán a repudiar el cese del presidente del Banco Central y a ratificar su rechazo a la política económica gubernamental.

El decreto que destituye a Redrado entrará en vigor hoy cuando sea publicado en el Boletín Oficial del Estado.