La represión de las protestas contra el presidente yemení, Ali Abdalá Saleh, originó ayer la muerte de varias personas y decenas de heridos, mientras parecen haber quedado en punto muerto las gestiones para buscar una solución política.

Las manifestaciones continuaron en varias ciudades del país después de que la víspera se sucedieran las declaraciones contradictorias acerca de la posible renuncia en un mes de Saleh, quien, sin embargo, dijo que sólo entregaría el poder por medio de elecciones democráticas. Al menos dos personas murieron a causa de los disparos efectuados por las fuerzas de seguridad para dispersar las protestas en las ciudades de Eb y Baida, en el suroeste y el centro de Yemen, respectivamente, según fuentes médicas.

Un manifestante falleció y otros 33 resultaron heridos durante las protestas que pedían la caída del régimen de Saleh en el centro de Eb. Ocho de ellos presentaron heridas de bala, mientras que el resto sufrieron lesiones por las pedradas lanzadas durante las manifestaciones.