El rey Alberto II hizo ayer un llamamiento urgente para poner fin a la crisis política y a la división entre comunidades lingüísticas, de la que dijo que puede dañar incluso a la construcción europea.

Bélgica celebra hoy su fiesta nacional inmersa en una gravísima crisis que se alarga desde hace más de un año y para la cual no parece hallar una salida a causa de las divisiones entre los partidos flamencos y francófonos.

"Nuestra situación actual crea inquietud en nuestros socios y podría dañar nuestra posición en el seno de Europa, e incluso el impulso de la construcción europea", advirtió el rey. El país lleva más de 400 días con un Gabinete provisional dada la incapacidad de los partidos de pactar la formación de un Ejecutivo estable.