Con el recuerdo vivo de la violencia que en la última semana sufrieron los manifestantes, en especial las mujeres, miles de egipcios se concentraron ayer en la plaza Tahrir para condenar los ataques en un nuevo pulso contra la Junta Militar.

El ambiente era tranquilo en Tahrir, epicentro de la revolución del pasado 25 de enero, en cuyos alrededores se sucedieron graves disturbios entre el pasado viernes y el martes que dejaron al menos 17 muertos y casi mil heridos.

Algunos de esos heridos, con vendas y muletas, hicieron acto de presencia ayer en la plaza para reivindicar "dignidad y respeto hacia sus vidas", tal y como gritaban.

Ahmed Mustafa fue uno de aquellos a quienes las fuerzas militares dispararon en las piernas y en el pecho, según relató en una de las tiendas de campaña erigidas en el centro de la plaza y rodeadas por una gran bandera egipcia. "Queremos libertad, queremos decir a (el primer ministro egipcio) Kamal Ganzuri y al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas que se vayan", afirmó Ahmed.

Los manifestantes rechazaron también la actitud del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, que había negado toda responsabilidad en los incidentes pese a las evidencias de que militares dispararon y agredieron a los manifestantes.

"Mentirosos, necesitamos saber la verdad", o "Saludos para los que nos defienden y vergüenza para los que nos matan" eran algunos de los lemas escritos en las pancartas, en alusión a la Junta Militar, que dirige el país desde la caída del presidente Mubarak el 11 de febrero.

A escasos metros, un grupo de egipcias -protegidas por un cordón de hombres- pedía respeto a las autoridades y mostraban su indignación tras los últimos ataques sufridos por mujeres a manos de efectivos militares durante los disturbios.

"Me siento indignada. No nos pueden tratar así. Respeto al ejército pero este tiene que limitarse a defender las fronteras y no interferir en los asuntos políticos", afirmó Iman Ali.

A su lado, Husein Haggag dijo haber viajado desde Catar para unirse a la protesta porque "ellos (los militares) son los únicos responsables de lo que está pasando por no haber escuchado nuestras reivindicaciones y no hacer nada en estos diez meses".

Desde distintos puntos, llegaron a Tahrir varias marchas: una protagonizada por mujeres y otra procedente de la mezquita de Al Azhar, la máxima institución suní del mundo islámico, que rindió homenaje a su imán Emad Efat, asesinado durante los choques.