Entre muestras de lealtad a sus líderes, Corea del Norte siguió ayer las celebraciones por el centenario del nacimiento de su fundador, Kim Il-sung, ensombrecidas por el fracaso en el lanzamiento de su satélite y la severa condena internacional.

Decenas de miles de personas se congregaron en el estadio Kim Il-sung de Pyongyang en un acto presidido por Kim Jong-un, consolidado como "líder supremo" del país tras asumir el mando de la Comisión Nacional de Defensa, principal órgano del Estado norcoreano.

En la víspera del centenario del padre de Corea del Norte, la televisión estatal del país, KCTV, retransmitió en directo el multitudinario evento, en el que destacaron los fervientes aplausos dirigidos al joven sucesor, foco de las miradas.

Antes, la KCTV hizo un repaso de los actos conmemorativos de la semana en el hermético país comunista, desde reuniones políticas o bailes regionales en escuelas hasta ofrendas florales a los líderes, y también exhibió documentales y canciones de alabanza a la dinastía Kim, omnipresentes en el único canal disponible.

Por su parte, la agencia estatal KCNA, portavoz del régimen, divulgó que Kim Jong-un ha asignado decenas de nuevos cargos estatales en la quinta sesión de la XII Asamblea Nacional Suprema (Parlamento) de Corea del Norte.

En una semana crucial para su futuro, el país trata de proseguir con normalidad la agenda marcada para celebrar hoy la fecha más importante de su historia reciente, a pesar del duro revés que el viernes supuso el fracaso en la puesta en órbita de un satélite mediante el cohete portador Unha-3.

Este explotó a los pocos minutos de su despegue a primera hora de la mañana y se desintegró en una veintena de fragmentos para finalmente caer en aguas del Mar Amarillo a más de 100 kilómetros de la costa oeste surcoreana.