El Gobierno argentino asegura que no le preocupan las posibles represalias internacionales por la expropiación de YPF al grupo español Repsol y busca alianzas para aumentar la producción de hidrocarburos mientras los mercados dan un respiro a la petrolera tras castigarla con dureza.

Al Gobierno argentino "no le preocupa ningún tipo de represalias", dijo ayer el ministro del Interior, Florencio Randazzo, en respuesta al aluvión de críticas que ha suscitado la decisión del Ejecutivo de Cristina Fernández.

El Gobierno, insistió, "toma sus decisiones pensando en los argentinos y no en lo que piensa Estados Unidos o España".

"Sería lamentable que cualquiera de estos países actúe de esta forma (con represalias)" porque Argentina tomó una decisión "de acuerdo a la ley y a las pautas que establece la Constitución Nacional", agregó.

Randazzó respondía así al respaldo de Washington a España por la expropiación del 51 por ciento de las acciones de Repsol en YPF e YPF Gas y a la decisión del gobierno español de adoptar medidas contra lo que consideran una operación "ilegítima".

El Gobierno argentino, que sostiene que con la expropiación de YPF persigue reivindicar la soberanía "hidrocarburífera" del país, afronta el reto de mejorar la producción de gas y petróleo para reducir la abultada factura energética, que este año rondará los 14.000 millones de dólares.

Los interventores de YPF, encabezados por el ministro de Planificación, Julio de Vido, y el viceministro de Economía, Axel Kicillof, anunciaron ayer un plan para aumentar la producción.

Los nuevos gestores informaron de que han iniciado negociaciones con Total para aumentar la producción de gas en áreas en las que el grupo francés está asociado con YPF.