Marco Rubio, uno de los aspirantes republicanos con más posibilidades en las elecciones de 2016, ha recibido en las últimas dos semanas duras críticas de sus rivales por alcanzar un cuestionable récord: ser el senador con más faltas de asistencia en la Cámara.

Al reproche sobre sus notables ausencias se han sumado desde su otrora mentor, el exgobernador de Florida Jeb Bush, hasta el magnate inmobiliario Donald Trump, pasando por destacados congresistas y medios del estado al que se lo debe todo.

El más categórico en sus críticas ha sido el líder de la minoría demócrata en el Senado, Harry Reid, que le ha acusado de "denigrar" la Cámara y le ha pedido incluso su renuncia como legislador.

Rubio ha querido restar importancia a sus faltas, incluso en votaciones clave, esgrimiendo que otros senadores que compitieron por la presidencia también dedicaron menos tiempo a la Cámara en favor de su campaña.

Reid, curtido legislador con más de 30 décadas en Washington, le rebatió este jueves su argumento poniendo ejemplos de ambos partidos: el secretario de Estado, el demócrata John Kerry, y el senador republicano por Arizona John McCain.

"Cada uno de esos senadores fue extremadamente respetuoso y habló con entusiasmo del trabajo que hizo en el Senado. No denigraron al Senado de ninguna manera, se perdieron votaciones, pero nunca dijeron que odiaban el Senado, que no les gustaba ni que era un lugar inútil donde estar", dijo Reid.

Rubio, sobre el que crece la crítica a medida que avanza en las encuestas, ha dado alas a los que sugieren que detesta su trabajo en el Senado con frases como con la que el domingo se defendió en CNN.

"Estoy compitiendo por la Presidencia para que las votaciones que tienen lugar en el Senado sean significativas de nuevo", afirmó el legislador por Florida, de origen cubano.

Rubio, que llegó a senador federal hace 4 años con solo 39, es el legislador que más faltas acumula este año en la Cámara alta, con 59 ausencias, según el recuento de medios como Politico y NBC.

Otros dos senadores que compiten por la Casa Blanca en 2016, el republicano Rand Paul y el demócrata Bernie Sanders, han faltado a solo 10 votaciones cada uno.

El senador republicano Lindsey Graham, que no supera el 1% de los apoyos en las encuestas, ha dejado de lado el Senado en 39 votaciones. Nadie le critica, porque no tiene posibilidades en las primarias.

La campaña de Marco Rubio, que sale reforzado tras cada debate por su buena oratoria y preparación, pasa por un buen momento con el tercer lugar y el 11% de los apoyos, según la media que elabora Real Clear Politics.

Rubio gana fuerza así como la alternativa sensata ante los dos candidatos recién llegados a la política que lideran la carrera a la nominación republicana, Donald Trump y Ben Carson, dos nombres que no convencen al aparato del partido.

El "establishment" republicano busca un perfil más "presidenciable", con experiencia política, y Rubio podría encajar en ese esquema tras la caída en picado de Bush en las encuestas y con el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, relegado al furgón de cola después de ser el valor en alza del partido hace poco más de dos años.

Consciente de que su amigo Rubio es ya una seria amenaza para su campaña, Bush pasó al ataque en el último debate presidencial y le afeó en horario de máxima audiencia televisivo sus ausencias en el Senado.

"Cuando te apuntaste (al Senado), era por un mandato de seis años y deberías estar apareciendo por el trabajo. Qué es esto, ¿Cómo una semana laboral francesa?", le dijo Bush a Rubio en el debate de la semana pasada emitido por CNBC.

"Dimite y deja que otra persona tome el trabajo", remachó el hijo y hermano de expresidentes.

La misma petición le hizo en un editorial reciente el Florida Sun-Sentinel, uno de los diarios más importantes del sur del estado, que con duras críticas concluía: "si odia su trabajo, senador, siga el camino del honorable ex presidente de la Cámara de Representantes John Boehner, y dimita".

Ya no hay entrevista donde vaya Rubio en la que no se le pregunte por sus faltas de asistencia en el Senado, pero el joven legislador ha continuado faltando a votaciones decisivas y reñidas, como la de este martes sobre el proyecto de ley de defensa.

"Votar no es lo único del trabajo del Senado. Lo más importante que hace un senador es el servicio a los electores y nosotros seguimos involucrados en los asuntos de Florida", argumentó el joven legislador en una entrevista reciente con CNN.

Sus ausencias en el Senado y otras críticas como la de su gestión financiera serán con toda probabilidad armas arrojadizas contra la emergente figura republicana en el debate del próximo día 10, clave para confirmar las últimas tendencias de una de las primarias conservadoras más competitivas, e impredecibles, de la historia.