La viceprimera ministra irlandesa, Joan Burton, afronta las elecciones generales de este viernes con el temor de que el Partido Laborista que lidera desde hace dos años reciba un duro castigo en las urnas por sus políticas de austeridad.

Según las encuestas, Burton podría llegar a perder su escaño en la circunscripción de Dublín Oeste, lo que da una idea del grado de descontento generado por su gestión en el Gobierno de coalición con el Fine Gael del primer ministro, el democristiano Enda Kenny.

Los sondeos indican que los laboristas obtendrían entre un 7 y un 9 % de los votos y perderían más de la mitad de los 37 diputados que lograron en los comicios de hace cinco años con el 19,5 % de sufragios.

El Fine Gael también perderá un número considerable de escaños, pero seguirá siendo la principal fuerza política tras estas elecciones, por delante del centrista Fianna Fáil y el izquierdista Sinn Féin.

El Ejecutivo de conservadores y laboristas accedió al poder en febrero de 2011 con el objetivo de aplicar los contenidos del rescate solicitado por el Fianna Fáil tres meses antes a la Unión Europea y el FMI por 85.000 millones de euros, programa de ayuda que abandonó con éxito en diciembre de 2013.

Los laboristas justificaron su presencia en ese Gobierno prometiendo que amortiguarían los efectos de la austeridad con medidas sociales, la mayoría de las cuales nunca llegaron a materializarse.

El electorado les castigó en las elecciones locales y europeas de mayo de 2014 y su entonces líder Eamon Gilmore, viceprimer ministro y titular también de Exteriores, se vio obligado a dimitir.

Le sustituyó Burton, quien se convirtió a los 65 años en la primera mujer que tomaba las riendas del Partido Laborista desde su fundación.

Desde entonces, Burton, licenciada en contabilidad, casada y con una hija, ha ido perdiendo poco a poco el contacto con sus bases y con otros votantes de izquierdas.

Para la historia quedará su descripción de un grupo de manifestantes que protestaban por la introducción de un impuesto sobre el agua, uno de los más impopulares de este Gobierno.

"Todos los manifestantes que vi parecía que tenían teléfonos móviles, tabletas y cámaras de vídeo carísimas", dijo Burton, dejando entrever que podían permitirse pagar la factura del agua.

Después aclaró que estaba "encantada" de que los tuvieran y que solo prestó atención a esa circunstancia porque ella misma es "una gran aficionada a la fotografía".

Amante de los libros de Jane Austen y de la música de Leonard Cohen, logró su escaño de diputada en 1992 y en su primer día en la Cámara Baja de Dublín fue nombrada secretaria de Estado de Bienestar Social, cargo que desempeño hasta 1995, cuando asumió la secretaría de Estado de Ayuda Humanitaria Exterior.

La dirigente laborista perdió su escaño en las elecciones generales de 1997 y lo recuperó en las de 2002, cuando pasó a desempeñar el puesto de portavoz de Finanzas.