El béisbol, una pasión compartida por Cuba y EEUU, tendrá un rol diplomático y de puente de unión con el partido entre una selección isleña y el Tampa Bay Rays, marcado por las expectativas de la nueva era de relaciones tras décadas de polémica por las deserciones de peloteros cubanos.

Con ese encuentro, previsto el próximo martes 22 en el emblemático Estadio Latinoamericano de La Habana, el presidente de EEUU, Barack Obama, cerrará su histórica visita a Cuba, de la que se espera surja una vía para la inserción legal de los jugadores cubanos en la liga profesional norteamericana.

Los jugadores del Tampa Bay Rays de las Ligas Mayores (MLB) aterrizarán en dos vuelos este domingo 20, el mismo día en el que Barack Obama se convertirá en el primer presidente estadounidense que pisará Cuba en los últimos 88 años, una visita que reforzará el camino hacia la normalización de la relación bilateral.

El anuncio de la asistencia de Obama al simbólico juego de exhibición ha desatado especulaciones y conjeturas que dan casi por seguro que el lanzamiento de la primera bola en el terreno del "Coloso del Cerro", como los habaneros también llaman al "Latino", estará a cargo del mandatario norteamericano.

El Tampa Bay Rays se convertirá en unos días en el primer club de béisbol profesional estadounidense en jugar un partido en Cuba tras la actuación que protagonizaron los Orioles de Baltimore el 28 de marzo de 1999 frente a un conjunto local, aunque ha sido el fútbol el encargado del debut, en lo deportivo, en esta etapa de distensión, con la visita que hizo el Cosmos de Nueva York en junio pasado.

La organización de Tampa Bay Rays anunció esta semana la nómina de 34 peloteros, de los que 25 estarán activos en el juego, entre los que destacan el tercera base Evan Longoria -tres veces Todos Estrellas-, así como del lanzador derecho y líder de rotación Chris Archer y el jardinero central Kevin Kiermaier, "Guante de Oro" en 2015.

En Cuba la Liga Profesional de Béisbol fue abolida en 1961, tras el triunfo de la revolución castrista, pero desde hace más de dos años el gobierno cubano aprobó una nueva política que dio luz verde a las contrataciones de deportistas de alto rendimiento, incluido el béisbol.

Aunque Cuba y EEUU cerraron el último capítulo de la Guerra Fría hace apenas un año con el restablecimiento de sus relaciones y ahora dan pasos hacia la normalización plena, el deporte no está exento de las secuelas de la confrontación política que han vivido los dos países vecinos por más de cinco décadas.

La visita de los "Rays" a Cuba ocurre en un momento en el que el béisbol de la isla ha sufrido una sangría de más de un centenar de deserciones de peloteros en el último año, con el fin de ingresar en alguno de los clubes de las MLB, el caso más reciente, el de los hermanos Lourdes Jr. y Yulieski Gourriel.

En medio de los preparativos del partido, que será trasmitido por la televisión cubana y canales de EEUU como ESPN, han surgido esperanzas de que la coincidente visita de Obama y el Tampa sea la antesala de una futura apertura que permita a los jugadores de béisbol de la isla acceder a la Gran Carpa bajo otras normas.

Hasta ahora, la Ley del Embargo que aplica EEUU a Cuba desde 1961, solo ha permitido firmar contrato directo con las MLB a peloteros cubanos que han abandonado definitivamente la isla por vías ilegales o al desertar durante algún evento internacional.

Sin embargo, la nuevas reglas para aliviar el embargo anunciadas por la administración Obama esta semana contemplan que los cubanos con visado de no inmigrante, por ejemplo atletas o artistas, podrán "cobrar un sueldo o compensación" si cumplen contratos en EEUU.

Esa nueva medida se vislumbra como la posible apertura para la entrada de los isleños en la MLB, en tanto directivos del béisbol estadounidense barajan la iniciativa de solicitar una "licencia especial" que los ampare de las trabas sujetas al embargo.

En medio de este panorama, el pelotero Frank Camilo Morejón, uno de los preseleccionado para enfrentar al Tampa Bay, defendió en declaraciones a la prensa el derecho de los cubanos a jugar en "la liga más fuerte del mundo" y "con el permiso de la MLB, sin ir a terceros países" y regresar al país con el pago de sus contratos.

Víctor Mesa, también aplaude la posibilidad de una solución para que "no nos sigan llevando peloteros", se declara "feliz" con todo lo que está pasando, mientras afina el entrenamiento a sus pupilos para "luchar y ganar" al medirse con un equipo de "calidad".

Este primer partido del "deshielo", además del simbolismo, demostrará que el deporte de las bolas y los strikes, tiene capacidad para unir y generar intercambios, aunque tendrá que vencer escollos, abrir brechas legales y encontrar entendimientos.