Las autoridades de Baviera (sur de Alemania) consideran que el afgano de 17 años que ayer atacó a los viajeros de un tren pudo radicalizarse recientemente, aunque no hay indicios de una conexión directa con la red terrorista.

El joven, un refugiado un había llegado a Alemania unos años atrás y que vivía con una familia de acogida, gritó "Allahu Akbar" (Alá es grande") en el momento del ataque, indicó el ministro del Interior de Baviera, Joachim Herrmann, y en su habitación tenía ese símbolo de EI, además de textos escritos en árabe y pastún.

"Por el momento no hay indicios de que estuviera en contacto con redes islámicas", añadió el ministro, según el cual el joven fue abatido cuando ya había abandonado el tren para lanzarse a la fuga y, tras ser localizado por las fuerzas de seguridad, se lanzó contra los agentes "de forma muy agresiva".