dio hoy un golpe al bastión latinoamericano de Taiwán al establecer relaciones diplomáticas con Panamá, uno de los principales aliados que le quedaban a la isla, que sufre una creciente presión política por parte de Pekín.

El anuncio fue realizado por el presidente panameño, Juan Carlos Varela, pero fueron el ministro chino de Asuntos Exteriores, Wang Yi, y la vicepresidenta y canciller panameña, Isabel de Saint Malo, quienes escenificaron en Pekín el nuevo movimiento de China para continuar debilitando la posición internacional taiwanesa.

Wang y Saint Malo firmaron el establecimiento de relaciones diplomáticas (que implica la ruptura panameña con Taiwán) en una ceremonia en el complejo pequinés de Diaoyutai, escenario de reuniones y eventos internacionales.

"Este es un momento histórico", afirmó con énfasis el ministro chino, quien calificó a Panamá como "un país de peso en Latinoamérica y el Caribe".

También destacó que la "importante decisión" que ha tomado el Gobierno panameño responde plenamente "a los intereses estatales" de ese país.

Wang explicó que el establecimiento de relaciones abre "amplias perspectivas" para una cooperación "beneficiosa" entre ambos países, con el objetivo del "desarrollo y la prosperidad compartidas"

En Panamá, el presidente Varela justificó la decisión sobre todo en razones económicas, al ser China la segunda potencia mundial, un usuario clave del Canal y un inversor destacado en el país. "Esta es una situación que un mandatario responsable no podía seguir perpetuando", insistió.

La vicepresidenta y canciller consideró que hoy se dio "un paso muy importante" y señaló su satisfacción personal por "estar aquí en nombre de mi país para dar inicio a una alianza estratégica que redundará en beneficio para ambas naciones".

Saint Malo recordó que hace diez años el presidente panameño se manifestó a favor de establecer relaciones con Pekín. "Panamá hoy ratifica esa visión reconociendo la política de una sola China convencidos de que este es el camino correcto", recalcó.

"A partir de este momento Panamá y China trabajaremos en una agenda bilateral integral", dijo. En este sentido, la dirigente panameña anunció la inmediata activación de "equipos de trabajo" en su país para trabajar con Pekín en la negociación de acuerdos bilaterales en sectores como turismo, agricultura, asuntos marítimos o educación.

La región de Latinoamérica y el Caribe ha sido hasta ahora el principal bastión de la diplomacia taiwanesa, y Panamá era el más rico de sus socios en la zona, y también uno de los de mayor peso político gracias a la importancia estratégica que le da el Canal.

La pérdida de Panamá es la segunda en seis meses desde la de Santo Tomé y Príncipe, y deja a la isla con solo 20 aliados diplomáticos en todo el mundo, de los que once están en Latinoamérica y el Caribe.

Taiwán reaccionó expresando "su pesar y descontento" ante la decisión panameña, su condena a China y el "cese de los lazos diplomáticos" y "de la cooperación bilateral", según dijo en rueda de prensa su ministro de Relaciones Exteriores, David Lee.

"Panamá es un país importante y hay que prestar mucha atención a esta pérdida y a la advertencia que conlleva. No puede descartarse que se produzca una oleada de rupturas", dijo Wang Kao-cheng, el decano de Estudios Internacionales de la Universidad Tamkang (Taipei).

El cambio de posición de Santo Tomé supuso la ruptura de la "tregua" diplomática entre Pekín y Taipei.

China dio el paso tras la llegada al poder en mayo de 2016 de la presidenta taiwanesa, Tsai Ing-wen, del independentista Partido Demócrata Progresista, y quien se niega a aceptar el llamado "Consenso de 1992", por el que ambas partes reconocieron que solo hay una China aunque difieren en cuál es la verdadera.