El presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha abogado por una Europa fuerte al recibir el premio Carlomagno en Aquisgrán (Alemania), en el marco de una ceremonia en la que también ha cuestionado el "fetichismo" alemán por el superávit presupuestario y comercial.

Su "visión de una nueva Europa" ha llevado a Macron a ser condecorado con el Carlomagno un año después de llegar al poder. El mandatario galo ha instado a la UE a construir su propia soberanía y a no dejarse llevar por lo que dicten otras potencias, poniendo como ejemplo "la paz y la estabilidad" en Oriente Próximo.

"No seamos débiles", ha subrayado Macron durante la ceremonia, en la que ha advertido del aumento de las amenazas externas y del auge del nacionalismo dentro de las fronteras europeas.

En el ámbito económico, el mandatario galo se ha mostrado dispuesto a "adoptar profundas reformas y transformaciones para reducir el gasto público", toda vez que "es la única condición para avanzar en Europa".

No obstante, ha lanzado un mensaje al país anfitrión, Alemania, advirtiendo de que "no puede haber un eterno fetichismo del superávit presupuestario y comercial, porque se logra a costa de los otros".

Macron ha reclamado un presupuesto comunitario "mucho más ambicioso" y ha reiterado su petición para crear un presupuesto común de la eurozona, vista con recelo por muchos de los países del bloque que temen un aumento del gasto.

Por su parte, la canciller alemana, Angela Merkel, ha aprovechado su discurso, previo al de Macron, para felicitarle públicamente por el premio y aplaudir su "entusiasmo" y "compromiso" en aras de la nueva Europa. Merkel le ha agradecido que haya "revivido el debate europeo", aletargado por años de crisis económica y política.