Al menos 466 personas murieron, entre ellas 40 civiles, por los combates entre los talibanes y las fuerzas de seguridad afganas desde que hace cinco días los insurgentes lanzaron una ofensiva por el control de la ciudad oriental de Ghazni.

"Los talibanes muertos han aumentado a 326, mientras que hay un centenar de miembros de las fuerzas de seguridad fallecidos, entre ellos 70 policías, y más de 40 civiles muertos", afirmó el portavoz del Ministerio de Defensa afgano, Ghafoor Ahmad Javid.

El portavoz explicó que el número de muertos aumentó desde ayer de 325 a 466 porque las fuerzas de seguridad afganas, con el apoyo aéreo estadounidense, están despejando toda la ciudad y empujando a los insurgentes hasta las afueras de la urbe.

Sobre el número de civiles muertos, Javid aclaró que los datos son todavía preliminares y que obtendrán una cifra más clara cuando terminen de comprobar y despejar todas las viviendas, algo que ya han logrado "en gran parte de la ciudad".

"Todas las áreas dentro de la ciudad están libres de combatientes talibanes y ahora la operación se está centrando en las áreas oeste y norte de las afueras", detalló el portavoz.

Otra de las prioridades del Ejército y la Policía, anotó Javid, es ayudar a la población de Ghazni, de unos 270.000 habitantes, sobre todo proporcionándoles agua y comida, ya que en algunas partes de la ciudad, las más inseguras, las tiendas están cerradas.

La crisis humanitaria se acentuó además por el corte general de "todos los servicios públicos", que incluyen electricidad, telecomunicaciones y distribución de agua, sentenció el portavoz.

Esta ofensiva es la peor sobre una capital provincial desde la que el pasado mayo logró ocupar durante un corto período de tiempo la ciudad occidental de Farah.

También en 2015 los talibanes tomaron durante varios días la ciudad septentrional de Kunduz, en su mayor logro militar desde la invasión estadounidense en 2001, y al año siguiente estuvieron cerca de conseguir su objetivo de nuevo.

De acuerdo con información difundida a final del año pasado por el Congreso de Estados Unidos, el Ejecutivo afgano controla cerca del 56 % de Afganistán, los talibanes dominan un 11 % y el resto es territorio en disputa.