El exmandatario nicaragüense Enrique Bolaños consideró hoy que el presidente del país, Daniel Ortega, se encuentra en "jaque mate" por la crisis sociopolítica en la nación, que ha dejado cientos de muertos desde abril pasado.

"Por donde se menee, (Ortega) está jaque mate", dijo Bolaños, de 90 años y que gobernó Nicaragua de 2002 a 2007, en una entrevista al Canal Católico nicaragüense.

Bolaños argumentó que el mundo ahora es global y que la crisis que vive Nicaragua ha dejado al descubierto que el mandatario sufre de una "ambición política dictatorial".

"Ortega, donde vaya, va a ser perseguido por las leyes nuevas internacionales. El mundo ha cambiado", alegó.

A su juicio, Ortega debe estar "sumamente preocupado" por él mismo y por su familia, por las consecuencias que han dejado las protestas contra el Ejecutivo, porque "es humano".

Bolaños describió a Ortega, un antiguo comandante guerrillero y marxista de la década de 1980, como un hombre con "varias facetas" y ambicioso respecto al dinero.

"Quiere ser el líder económico de Centroamérica o, por lo menos, de Nicaragua. No se cuándo se le metió ser así, pero la realidad lo que tiene es ambición", sostuvo.

"Tiene una ambición política dictatorial, es decir solo él, no es ni su partido. Su partido no existe, el FSLN (Frente Sandinista de Liberación Nacional) no existe, solo el Orteguismo, digamos", agregó.

Ortega, próximo a cumplir 73 años, lleva casi la mitad de su vida como líder indiscutible del FSLN, partido del que ha sido su único candidato presidencial en los comicios de 1984, 1990, 1996, 2001, 2006, 2011 y 2016.

Por tanto, continuó Bolaños, debe estar sufriendo ansiedad por su futuro inmediato y, aunque quiera quedarse en Nicaragua, sabe que ahora se le haría difícil gobernar con tranquilidad.

Para el exdirigente, el líder sandinista se ha convertido en un factor de caos en Nicaragua.

Después de la Guerra Nacional de 1856 y la guerra civil de los años 80 del siglo pasado, la actual crisis "es lo más serio que he visto contra la gobernabilidad, andanza y tranquilidad del país", añadió.

Bolaños no descartó que Ortega retome el diálogo nacional, suspendido desde hace más de dos meses, para encontrar una salida a la crisis.

Nicaragua vive una crisis social y política que ha generado protestas contra el Gobierno de Ortega y un saldo de entre 322 y 481 muertos, según organismos de derechos humanos locales y extranjeros, mientras que el Ejecutivo cifra en 198 los fallecidos.

La oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) ha responsabilizado al Gobierno de "más de 300 muertos", así como de ejecuciones extrajudiciales, torturas, obstrucción a la atención médica, detenciones arbitrarias, secuestros y violencia sexual.

En una entrevista en Managua, Ortega negó que haya sofocado las protestas con represión, dijo no sentirse responsable de las muertes en las calles durante los últimos meses y culpó a Estados Unidos y al narcotráfico de financiar, apoyar y armar a grupos violentos.

Las manifestaciones contra Ortega comenzaron en abril pasado por unas fallidas reformas de la seguridad social y se convirtieron en una exigencia de renuncia del mandatario, después de once años en el poder.