La canciller alemana, Angela Merkel, ha reconocido este lunes que el Gobierno de coalición que dirige ha cometido errores a la hora de gestionar el escándalo del exjefe de los servicios de inteligencia interior, Hans-Georg Maassen, quien tras ser cesado de su cargo por unas declaraciones polémicas fue ascendido a secretario de Estado. Finalmente no ocupará ese cargo tras varios días de polémica y discusiones dentro de la coalición.

Merkel ha reconocido durante una reunión con su grupo parlamentario que la decisión de ascender a Maassen no era "convincente" ni "fácil de explicar" a los ciudadanos.

"Lo lamento mucho", ha afirmado la canciller, quien se ha mostrado satisfecha por la solución acordada este domingo por la noche con sus socios en el Gobierno, la líder del Partido Socialdemócrata (SPD) y el barón de la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU) y ministro del Interior, Horst Seehofer, de nombrar a Maassen asesor especial en el Ministerio del Interior con responsabilidad en asuntos europeos e internacionales.

Con este acuerdo de mínimos sellado a última hora del domingo, Merkel logró puso fin a una nueva crisis de Gobierno de coalición abierta después de que aumentara el malestar entre sus socios del SPD por el relevo del polémico jefe de la inteligencia nacional.

Maassen fue destituido tras cuestionar la autenticidad de un vídeo con escenas que parecen mostrar una cacería de inmigrantes por parte de extremistas de derecha en Chemnitz, epicentro de protestas de ultraderechistas contra la crímenes perpetrados por extranjeros. La polémica estalló tras conocerse que iba a ser nombrado secretario de Estado.

Esta crisis en torno al jefe de los servicios secretos nacionales es la segunda que vive el Ejecutivo de Merkel desde que comenzara a gobernar, el pasado mes de marzo. La primera a finales de junio fue una larga disputa en el seno de los conservadores entre Merkel y Seehofer sobre la política de asilo de Alemania, que puso en jaque al Gobierno alemán.