> Un grupo islamista paquistaní ha advertido de "terribles consecuencias" si Asia Bibi, una mujer cristiana condenada a muerte por blasfemia gana su apelación que comenzará este lunes, en un caso que ha atraído la atención internacional y genera indignación.

El Tribunal Supremo debe escuchar la apelación de Bibi, que tiene cuatro hijos, después de que esta se convirtiera en 2010 en la primera mujer en ser condenada a muerte en virtud de las draconianas leyes contra la blasfemia en Pakistán. Esta es su última apelación posible.

Su caso ha generado malestar en los cristianos de todo el mundo y ha sido una fuente de división en Pakistán, donde dos políticos que buscaron ayudar a Bibi fueron asesinados, incluido el gobernador de Punyab, Salman Tasir, asesinado por su propio guardaespaldas.

El partido ultrarreligioso Tehreek-e-Labaik Pakistan (TLP), que tiene en el castigo de la blasfemia uno de sus principales objetivos e idolatra al guardaespaldas que asesinó a Tasir, ha advertido al Supremo en contra de cualquier "concesión o indulgencia" para Bibi. "Si hay u intento de entregarla a otro país, habrá terribles consecuencias", han advertido en un comunicado.

Insultar al profeta Mahoma es punible con la muerte en virtud de la legislación paquistaní, y las acusaciones de blasfemia provocan tales emociones que es casi imposible defenderse de ellas. Decenas de personas han sido asesinadas tras acusaciones de blasfemia, en ocasiones por turbas.

El TLP ganó más de 2 millones de votos en las elecciones del pasado 25 de elecciones, aunque no cuenta con ningún diputado en la Asamblea General y solo tiene dos escaños provinciales.

El pasado noviembre, el TLP protagonizó un bloqueo de la capital tras una modificación de un juramento religioso, que sostenía que equivalía a blasfemia. Al menos siete personas murieron y otras 200 resultaron heridas en los enfrentamientos entre partidarios del grupo y la Policía. Finalmente, un acuerdo con el Ejército permitió su desalojo. En mayo, un extremista vinculado al TLP disparó e hirió al entonces ministro del Interior, Ahsan Iqbal.

Bibi fue condenada a muerte por hacer presuntamente comentarios despectivos sobre el Islam después de que unos vecinos se quejaran de que bebiera agua de su vaso porque no era musulmana. La mujer siempre ha negado haber blasfemado y sus representantes han defendido que mantenía una disputa con sus vecinos y que quienes la acusaron se han contradicho.

Los grupos de defensa de los Derechos Humanos han denunciado que la ley contra la blasfemia ha sido explotada de forma creciente por extremistas religiosos así como por paquistaníes ordinarios para solventar disputas personales. La ley no define la blasfemia y las pruebas podrían no ser reproducidas ante el tribunal por temor a cometer un nuevo delito.