Un ataque a un campamento de la empresa británica de seguridad G4S en Kabul que concluyó la madrugada de hoy dejó al menos 15 personas muertas y casi una treintena de heridos después de 10 horas de combate entre las fuerzas de seguridad y los talibanes.

Tras varias horas de enfrentamiento y las operaciones de despeje de las fuerzas afganas, el ataque contra el campamento de G4S, que se dedica a proporcionar entrenamiento militar en Afganistán, terminó en la madrugada "con la muerte de todos los atacantes", dijo hoy a Efe el portavoz del Ministerio de Interior afgano, Nasrat Rahimi.

Entre los fallecidos, además de los cinco atacantes, hay seis afganos, un británico y "los otros tres aún no han sido identificados", mientras que los heridos son 11 nepalíes, el mismo número de afganos y cinco británicos, detalló Rahimi.

El ataque comenzó a última hora de la tarde del miércoles cuando un suicida empotró un camión cargado de explosivos contra las instalaciones de la compañía británica, abriendo paso a otros cuatro insurgentes.

Después de la detonación se escucharon varios disparos en el interior del campamento por lo que las operaciones de despeje se prolongaron por varias horas.

Los cuerpos de las 10 víctimas y la mayoría de los heridos fueron rescatados en las primeras horas siguientes al ataque, sin embargo el operativo de seguridad se alargó hasta determinar el número de insurgentes atrincherados en las instalaciones y limpiar la zona.

El portavoz talibán Zabihullah Mujahid reclamó la autoría de la acción a través de un mensaje en su cuenta de Twitter, en el que aseguró que sus hombres hicieron detonar un camión bomba para abrir camino a varios suicidas que entraron al inmueble.

El ataque se produjo horas después de que el presidente afgano, Ashraf Ghani, anunciase en una conferencia internacional de dos días convocada por la ONU en Ginebra varios pasos hacia un posible proceso de paz, entre ellos la formación de un equipo de doce negociadores.

Este año Kabul ha sido escenario de múltiples ataques, el último de ellos de envergadura la semana pasada, cuando un atentado suicida contra una reunión de académicos religiosos que celebraban el nacimiento del profeta Mahoma en un salón de bodas causó 55 muertos y cerca de 70 heridos.

El atentado más grave en lo que va de 2018 se registró en enero pasado, cuando los talibanes hicieron estallar una ambulancia bomba cerca del antiguo Ministerio de Interior, donde aún operan algunas dependencias oficiales, que causó más de un centenar de muertos.