p> Reino Unido ha amanecido este miércoles sumido aún más en la incertidumbre de qué pasará con el Brexit después de que el Parlamento rechazara en la noche del martes el plan de la primera ministra Theresa May para abandonar la Unión Europea bajo el paraguas de un acuerdo.

El tiempo apremia y la fecha marcada para que se efectúe el divorcio está a la vuelta de la esquina. El 29 de marzo de 2019, que hace poco más de dos años se antojaba lejana, es ahora una realidad tan tangible que asusta pensar que Reino Unido ha regresado este martes a la casilla de salida. La cuestión, sin embargo, es que ahora el escenario ha cambiado. El Gobierno y el país están más divididos que cuando se efectuó el referéndum en 2016. Además, en el otro lado del tablero, la Unión Europea ha demostrado unidad frente al desafío británico y ha insistido en que el acuerdo no será renegociado. La mayoría de eurodiputados han defendido este miércoles el acuerdo y han declarado el apoyo de sus grupos al negociador Michel Barnier, con lo que han avisado de que "no hay margen" para reabrir el pacto y modificarlo, si bien han abierto la puerta a aplazar unos meses el divorcio, siempre que Londres deje claro el objetivo de esta prórroga. Con este panorama y en este contexto de incertidumbre, la cuestión es qué opciones hay, aunque a juicio de los analistas políticos, la primera de las medidas a tomar debiera ser aplazar la fecha del 29 de marzo para tener margen de maniobra de cara a presentar un ''plan B'', convocar nuevas elecciones, plantear otro referéndum, tratar de forzar a la UE a negociar otro tratado, o incluso decidir salir del bloque comunitario sin un acuerdo que lo respalde. Todas las partes tratarán de evitar esta última opción que conduciría al Reino Unido a "una catástrofe", según ha admitido la propia May. Pero para dar más pasos hace falta espacio, y en este caso, el espacio es más tiempo. Ella se ha negado a ampliar la fecha pero está por ver qué sucederá la próxima semana si el ''plan B'' de Downing Street vuelve a ser rechazado. En primer término, May se enfrenta en la tarde de este miércoles a una moción de censura que ha presentado el líder de la oposición Jeremy Corbyn. Todo apunta a que la ''premier'' salvará este obstáculo, porque es impensable que los torie voten para apearse del poder. Salvado este punto, May tiene tres días hábiles para presentar una alternativa, que será -- según ha anunciado ella misma-- el lunes 21 de enero. May ya ha adelantado que mantendrá reuniones con la oposición y con sus socios del Partido Unionista Democrático (DUP) de Irlanda del Norte para ver cómo conseguir el apoyo de la Cámara. En este ''plan B'' podría barajarse la opción de que dimita, que otro Gobierno lidere las negociaciones, que se convoquen elecciones anticipadas, o incluso otro referéndum (algo que reclama una parte de la Cámara, pero que siempre han descartado tanto May como Corbyn). Llegados a este punto, este miércoles, 71 diputados laboristas le han reclamado a su líder que reconsidere apoyar otro plebiscito. Mientras, Nigel Farage, eurodiputado y exlíder del Partido de la Independencia de RU (UKIP), ha asumido que "lo más probable" es que pueda convocarse otra consulta y se ha mostrado convencido de que el resultado a favor de salir del club comunitario será mucho más amplio que en el primer referéndum. Pero las últimas encuestas publicadas aseguran que, de producirse una nueva consulta, ganaría la opción de permanecer en el bloque comunitario. Ahora, y no entonces, son conscientes de los riesgos que conlleva el Brexit. También podría darse el supuesto, aunque remoto, de que consiga salvarse en estos días el principal punto de fricción para que el acuerdo con la UE logre el respaldo del Parlamento: la cuestión de la ''salvaguarda'' irlandesa. En este momento, la frontera entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte está abierta. Las personas y las mercancías se mueven entre las dos naciones con facilidad. La República de Irlanda está en la UE, pero Irlanda del Norte, que es parte del Reino Unido, no estará en el bloque comercial de la UE después del Brexit Normalmente, eso requeriría una "frontera dura", con puntos de control, cruces de frontera y otra infraestructura, lo que podría desacelerar seriamente el comercio y otras actividades económicas. Tanto la UE como el Reino Unido quieren evitar la devolución de los puestos de guardia y los controles, de ahí que en el acuerdo con Bruselas se haya recogido algo que se llama el respaldo, o ''backstop'' en la jerga británica y que sería una especie de red de seguridad. Sin embargo, eso significaría que Irlanda del Norte, pero no el resto del Reino Unido, seguiría algunas normas de la UE. El respaldo debe ser un último recurso y el primer ministro insiste en que si todo sale según lo planeado, nunca se utilizará. Pero este punto, que no incluye una fecha límite, ha sido decisivo para que el Parlamento rechazara el Tratado de Retirada pactado por May. Si no hay cambios antes del 29 de marzo y si no se solicita un aplazamiento, está escrito que RU se irá de la Unión Europea, pero sin un acuerdo. Qué sucederá después es una incógnita. Eso significaría que no habría un período de transición después del 29 de marzo de 2019, y las leyes de la UE dejarían de aplicarse al Reino Unido de inmediato. Tanto Bruselas como Londres han anunciado planes de contingencia para este supuesto, aunque nadie tiene claro que se hayan contemplado todos los riesgos. En RU han elaborado una serie de guías que cubren todo, desde pasaportes para mascotas hasta el impacto en el suministro de electricidad. Algunos partidarios de Brexit también dicen que eso significaría que el Reino Unido no tendría que pagar una "cuenta de divorcio" a sus socios, aunque ese es un argumento que probablemente terminaría en los tribunales. En este supuesto, el negociador de la Unión Europea para el Brexit, Michel Barnier, ha dicho este miércoles que el riesgo de una salida caótica de Reino Unido del bloque comunitario es "más elevado que nunca", por lo que ha instado al Gobierno de Theresa May a aclarar cuanto antes cuáles cree que son los pasos a seguir para lograr una retirada "ordenada". "Le corresponde a las autoridades británicas presentar hoy o mañana la evaluación del voto y al Gobierno británico, decir cómo quiere proceder para lograr una salida ordenada el 29 de marzo", ha indicado Barnier en un debate sobre el Brexit celebrado en el pleno del Parlamento europeo en Estrasburgo (Francia). "Estamos a 16 de enero, a solo diez semanas del final de marzo, que es el momento que eligió el Gobierno británico para pasar a ser un país tercero. Nunca como hoy, a diez semanas (del Brexit), el riesgo de un ''no acuerdo'' parecía tan elevado", ha dicho Barnier ante los eurodiputados, que en su mayoría han recalcado su plena confianza en el negociador europeo, al que han arropado con una cerrada ovación tras su primera intervención. También ha avisado a los diputados británicos de que el marco de la negociación de relaciones futuras está condicionado a la aprobación del Tratado, ya que de su ratificación depende que se cree la "confianza mutua" para abordar el futuro. Sobre la relación con Reino Unido como país tercero, Barnier ha añadido que si Londres elige revisar sus ''líneas rojas'' y apostar por un acuerdo "más ambicioso" que un simple Tratado de Libre Comercio, entonces la UE a 27 estará "inmediatamente dispuesta" a ir "de la mano" para explorar esa posibilidad. Con todo, ha recalcado que el llamado ''backstop'' no puede ser modificado porque es una salvaguarda en tanto en cuanto es "creíble", por lo que es irrenunciable para la UE. Así las cosas, ha subrayado que Bruselas sigue adelante con el proceso, al tiempo que continúa trabajando en las medidas de contingencia de cara a prepararse ante el riesgo de una salida caótica el próximo 29 de marzo.