Posible invasión

Israel instala nuevos campamentos para evacuar a los civiles de Rafah mientras ultima la operación terrestre

En la Franja de Gaza, las temperaturas han superado los 35 grados, convirtiendo las tiendas de campaña de plástico en hornos

Un grupo de palestinos regresa a la ciudad de Jan Yunis, en el sur de la Franja de Gaza, tras el repliegue del Ejército de Israel (archivo)

Un grupo de palestinos regresa a la ciudad de Jan Yunis, en el sur de la Franja de Gaza, tras el repliegue del Ejército de Israel (archivo) / Europa Press/Contacto/Rizek Abdeljawad

Andrea López-Tomàs

El plástico de las tiendas de campaña que cubren a familias enteras de gazatíes es lo único que les queda para protegerse del cielo en Rafah. La última localidad de la Franja antes de la frontera con Egipto está sometida al continuo bombardeo de los aviones isralíes mientras sus líderes militares celebran que el Ejército está "avanzando" con su planeada invasión terrestre. Prueba de ello son las imágenes satelitales captadas sobre los alrededores de Rafah y Jan Yunis. Allí, Israel podría estar instalando un nuevo complejo de tiendas de campaña para trasladar a parte del millón y medio de civiles gazatíes que han buscado refugio en el sur del enclave. A medida que las temperaturas alcanzan los 35º en una preocupante ola de calor para el castigado enclave palestino, ese manto blanco y azul de lonas de plástico también puede convertirse en su sentencia de muerte.

Rafah es el único rincón de Gaza al que los soldados israelíes no han llegado. Eso podría cambiar pronto, aunque el primer ministro de Israel, Binyamín Netanyahu, así lo ha prometido ya varias veces en el pasado. Esta semana, el Ejército ha movilizado a dos brigadas de reservistas, que supondrían entre unos 3.000 y unos 7.000 efectivos nuevos sobre el terreno. A su vez, a principios de abril, los medios israelíes informaron de la compra de 40.000 tiendas de campaña, en las que podrían albergar a unas 480.000 personas. Las imágenes satelitales obtenidas por la empresa Maxar Technologies esta semana muestran los lugares donde ya han sido instaladas: en los alrededores de Rafah y de Jan Yunis, situado a unos cinco kilómetros más al norte.

Desoyendo a la comunidad internacional

Parece que Israel aún sigue dispuesto a desoír toda la oposición internacional a la invasión de esta población gazatí y busca alternativas para acabar llevándola a cabo. Para Netanyahu, entrar en la última ciudad de la Franja es imperativo para acabar con los últimos cuatro batallones de Hamás que quedan ahí, según él mismo. Allí también podrían encontrarse los más de 130 rehenes que aún siguen en territorio gazatí. Pero, aunque estos nuevos movimientos parezcan indicar lo contrario, nada es inmediato. La radio pública israelí Kan aclara que trasladar a todos los civiles palestinos de Rafah hasta esos nuevos campamentos podría llevar entre cuatro y cinco semanas. Los combates podrían alargarse mes y medio, de acuerdo a una fuente oficial citada por el diario israelí 'Yedioth Ahronoth'. Otra fuente egipcia alega que los israelíes entrarían por etapas a Rafah. 

"Hamás fue duramente golpeado en el sector norte, también fue duramente golpeado en el centro de la Franja, y pronto será duramente golpeado también en Rafah", dijo este martes el general de brigada Itzik Cohen en la televisión pública israelí. Las autoridades israelíes aún no han confirmado la construcción de estos nuevos campamentos mostrados en las imágenes de satélite que demuestran que hace un mes todas esas hileras de tiendas no estaban. Pero eso tampoco parece suficiente para Estados Unidos. El viernes pasado, el secretario de Estado, Antony Blinken, dijo que "no puede apoyar una operación militar importante en Rafah", un día después de un encuentro virtual entre los dos aliados para discutir una posible ofensiva. Washington aún no ha visto un plan para sacar a los civiles del peligro, afirmó, denunciando las "consecuencias terribles" de una operación militar para los que aún seguían en Rafah.

Calor y epidemias

Hace semanas que la situación allí es trágica. A las puertas de su séptimo mes, la ofensiva israelí contra Gaza ha empujado al 85% de la población del enclave al desplazamiento interno en medio de un bloqueo paralizante de alimentos, agua potable y medicinas, según Naciones Unidas. Al menos 34.356 palestinos han muerto y otros 77.368 han resultado heridos por los ataques israelíes. La mitad de los gazatíes –1,3 millones– malviven en tiendas de campaña en Rafah. Esta semana las temperaturas han superado los 35 grados en todo el enclave. Si durante el crudo invierno las lonas de plástico no les protegieron, en plena ola de calor, se transforman en una especie de horno. Allí, los sofocos en pleno abril son una prueba de las dificultades de los meses venideros. 

"El sufrimiento de las personas desplazadas en los campos en las gobernaciones del sur parece estar aumentando con la intensificación de las olas de calor", ha constatado la Agencia de Defensa Civil de Gaza en un comunicado. Esto "presagia la expansión de la propagación de epidemias y enfermedades entre ellos, especialmente entre los niños y las mujeres embarazadas", añaden. "Pedimos a la Organización Mundial de la Salud que acelere para salvar las vidas de cientos de miles de palestinos desplazados e intervenga para encontrar lugares alternativos para las tiendas de campaña, especialmente porque nos enfrentamos a sucesivas olas de calor severas en los próximos días", apremian, tras pedir paciencia entre los afectados y darles recomendaciones. 

También la ONU ha expresado su preocupación por el extremo calor en plena primavera. Scott Anderson, subdirector de operaciones de la agencia para los refugiados palestinos (UNRWA) en Gaza, dijo el domingo que la subida de las temperaturas hizo que combatir la propagación de enfermedades fuera una prioridad tan importante como la entrega de alimentos. Por su parte, Philippe Lazzarini, jefe de UNRWA, ha celebrado el aumento de las entregas de ayuda humanitaria pero ha denunciado que las condiciones sanitarias en Gaza puedan empeorar con el clima cálido, apremiando a la recolección de basura en zonas con mucha concentración de desplazados. Mientras las bombas siguen cayendo sobre Gaza, el calor empieza a abrasar a esta mil veces castigada población.