El Jueves Santo saca a relucir la tradición y fuerza de la Semana Santa de La Laguna

La Laguna recuperó el brillo de sus procesiones en la tarde y la noche del Jueves Santo. Después de unos días de mal tiempo y una reducida afluencia de espectadores, una de las jornadas más destacadas de la Semana Santa lagunera volvió a llenar la ciudad de vecinos y visitantes que asistieron a las procesiones y recorrieron los monumentos, unas composiciones realizadas fundamentalmente con piezas de plata en cada iglesia y en honor de Dios.

La confección de esas obras no es sencilla. En La Concepción, Carmen Lourdes Parrilla, vicepresidenta de la Junta de Hermandades y miembro de la Cofradía del Rescate, explicaba que el equipo de trabajo comenzó con los preparativos desde el sábado previo al Domingo de Pasión. En esa fecha iniciaron el montaje, pero antes fue necesaria la limpieza de la plata. La colocación de una moqueta, de una pieza frontal de grandes dimensiones o de las velas fueron otros pasos. Finalmente, en la tarde del Miércoles Santo y durante la mañana de este jueves, se le incorporaron las flores.

Con algunas variaciones, en las diferentes iglesias de La Laguna se sigue un proceso similar. Otro de los monumentos más vistosos es el de la Catedral. Allí, a las 17:30 horas, dio comienzo la celebración eucarística denominada en la Cena del Señor, presidida por el obispo, Bernardo Álvarez, y a la que siguió una procesión. La imagen en el interior del templo, con bancos llenos y pasillos más bien vacíos, replicaba la que se veía en la calle: menos gente que en anteriores ediciones del Jueves Santo.

Esta jornada es uno de los días en los que la esencia local –eso que en alguna ocasión se ha dado en denominar La Laguna profunda– se muestra de una forma más clara. Esta cita, incluso, ayuda a entender el casco histórico. Durante décadas, y hasta hace no mucho tiempo, era frecuente ver por las calles a vecinos trajeados, con abrigos largos... En cambio, este tipo de imágenes este Jueves Santo ya eran residuales.

«En líneas generales, el frío ha afectado a esta Semana Santa y lo está haciendo hoy a la afluencia de público a los monumentos y las procesiones», analizaba al inicio de la tarde Antonio Regalado, cofrade e historiador. Y puntualizó: «Pese a ello, a la gente que tiene la costumbre de ir a los monumentos y procesiones se le ha visto por La Laguna».

En concreto, quienes visitan los monumentos van moviéndose de una iglesia a otra y contemplando estas composiciones. En el Real Santuario del Cristo de La Laguna las puertas estaban abiertas y, ocupado el altar por esa estructura, el Crucificado Moreno se encontraba cercano a la entrada, visible desde el exterior.

La Madrugada, en directo

En la Sala de Juntas de la Esclavitud del Cristo, y antes de ir a descansar unas horas, el periodista Enrique Hernández y sus compañeros del equipo técnico realizaban los últimos preparativos para la retransmisión de la Procesión de Madrugada, una de las más ensoleradas de la ciudad. Hernández conducirá durante la noche un directo impulsado por el Ayuntamiento de La Laguna y en el que le acompañarán los historiadores del arte Carlos Rodríguez Morales y el ya referido Antonio Regalado; el tesorero de la Junta de Hermandades y Cofradías, Cristóbal Trujillo, que es también esclavo del Cristo lagunero, y el músico realejero Borja Romero.

La narración se podrá seguir en la página de Facebook de la Concejalía de Fiestas del Consistorio lagunero y en el canal de YouTube de la Esclavitud del Cristo de La Laguna, así como en Canal 4, Canal 10 y Ahora TV.

A las 19:30 horas comenzaron las procesiones de la tarde desde la iglesia de Santo Domingo. Los pasos del Cristo de la Humildad y Paciencia y de Nuestra Señora de la Soledad, acompañados de sus cofradías, pusieron dirección a la Catedral, donde se encontrarían con el trono de la Santa Cena. Al inicio, un largo rato sin moverse los cofrades impacientó al público. «Aquí pasó algo; esto no es normal», resolvió un espectador. Falsa alarma. Y es que poco después empezaron a avanzar lentamente y la cosa no pasó a mayores. La ciudad, por entonces, ya había tomado otro color, con más público y un mejor ambiente.