El 'hospital del papel' de La Laguna, único a nivel municipal en Canarias

Al laboratorio llegan "documentos con enfermedades" que hay que identificar, saber qué daño impide su manipulación o consulta y, a partir de ahí, pautar un diagnóstico y un tratamiento

Pablo Herrera / EFE

Hojas o libros del siglo XVI o XVII, encuadernaciones en piel o pergamino y hasta padrones de principios del siglo XX pasan por el Laboratorio de Restauración Documental del Ayuntamiento de La Laguna, 'un hospital del papel' único a nivel municipal en Canarias.

El técnico especialista en restauración de documentos y responsable del laboratorio, Rafael Martín, narra a EFE que, principalmente, los documentos que reciben provienen del Archivo Municipal del Ayuntamiento de La Laguna, "que son los fondos documentales más importantes de Canarias" y "hacen viable" el proyecto gracias a que se conservan todos los documentos desde la conquista castellana hasta la actualidad.

Al laboratorio, creado en 1989 con el objetivo de formar parte de una red de laboratorios especializados en patrimonio, llegan "documentos con enfermedades" que hay que identificar, saber qué daño impide su manipulación o consulta y, a partir de ahí, pautar un diagnóstico y un tratamiento.

Martín explica que el laboratorio "no es como una cadena de montaje", es decir, el documento puede pasar o no por las distintas fases o procesos en función de las necesidades planteadas en su resolución de daños, aunque sí existen aplicaciones comunes como el fichaje del documento y las fotografías del cambio tras el proceso de restauración.

El objetivo del trabajo del Laboratorio de Restauración Documental es restaurar para que los archivos puedan volver a ser consultados, manipulados y expuestos, mientras que en la parte de conservación "es asumir los condicionantes necesarios" para que no se deteriore, reglamentar el uso y controlar los microclimas del entorno del documento.

Deterioro

El deterioro suele recaer en defectos del soporte por daño intrínseco o extrínseco, factores ambientales como la humedad o manchas, la infección de insectos o microorganimos, un mal uso de los propios documentos capaz de generar cortes o desgarros o el propio paso del tiempo.

En función del daño que tenga el documento se determinará el tiempo de trabajo "que puede ser de meses o años" en algunos casos y el uso de máquinas o procesos manuales.

En el laboratorio municipal solamente trabaja Rafael Martín, aunque desde febrero cuenta con la colaboración de María Serrano, Iris Marco, Ayelén Armas y Noelia Afonso, cuatro estudiantes de prácticas del grado de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de la Universidad de La Laguna.

Tratamientos

Son precisamente ellas quienes indican con detalle los tratamientos que desarrollan en las áreas de proceso en seco y de procesos en húmedo tras haber fichado y diagnosticado al documento.

Serrano cuenta el proceso de limpieza mecánica, que es una limpieza superficial con polvo de goma que no sea en base grasa "para no dejar residuos" y aplicada con un algodón.

Además, explica que previamente se ha hecho una prueba de resistencia al frotado, tanto del documento y las tintas, para asegurar que no haya inconvenientes en la conservación y la futura legibilidad del documento.

Por su parte, Armas continúa en los trabajos en seco y explica cómo retira el adhesivo de un padrón antiguo con otro adhesivo sintético y humedeciendo y ablandando la zona para retirar con espátulas o pinceles.

Tras ello, el documento tras ello se desmontará hoja a hoja y se planeará el trabajo hoja a hoja según el daño, "pudiendo llegar a trabajarse 200 hojas en un día o solamente tres" según las necesidades propias del papel.

En la fase de procesos en húmedo, que requieren más tiempo por el posterior secado, se reintegran las pérdidas de soporte, es decir, reconstruir las zonas perdidas del documento, y para ello, Afonso explica que se crea una pasta a través de la mezcla de la pulpa, la disgregación de las fibras y la mezcla con agua mezcla.

Esta pasta será del mismo tono del documento con la idea de que la reintegración "se asemeje lo máximo posible al documento original", precisa Rafael Martín.

El último paso de la zona de procesos en húmedo, manifiesta Marco, consiste en reintegrar las zonas perdidas a través de una máquina en la que se humedece la hoja y se dispersa la pulpa para depositar sobre la hoja "herida".

En el Laboratorio de Restauración Documental del Ayuntamiento de La Laguna "no se da ningún libro por muerto", ya que según relata Martín, "siempre se consigue la restauración" y dar así una segunda vida a unos documentos que guardan la historia de un municipio Patrimonio de la Humanidad y la primera capital de Canarias en el siglo XVI.