Muchas son las personas que a diario tiran por el fregadero el aceite doméstico usado sin saber qué puede pasar, como es la contaminación del agua, lo cual ya no sucede en el municipio lagunero por la sofisticada red de alcantarillado que posee.

Pero técnicos de la empresa Teidagua informaron a EL DÍA de que "existe un peligro que muchas amas de casa desconocen y que suele ocurrir principalmente en aquellos hogares situados en zonas de poca pendiente".

Lo que sucede es que el aceite, al mezclarse con el jabón, forma un auténtico tapón de gran dureza que obstruye la red de tuberías de la casa. Ello conlleva un gran desembolso económico por parte de los afectados, ya que primero hay que localizar dónde está la obstrucción y luego levantar el piso, arreglar la tubería y volver a poner el pavimento.

Una de las alternativas que se recomiendan, como hacen determinados restaurantes, es acumular los aceites usados en recipientes bien cerrados y, una vez llenos, depositarlos en los puntos limpios.

Centros especializados de la Península afirman que "el aceite, junto con el jabón que se tira por el fregadero, tiene un poder contaminante alto. La solución recomendada es no tirar este aceite por el fregadero o el inodoro. No se debe olvidar que el vertido del aceite doméstico por dichos lugares supone graves problemas ambientales, siendo una de las principales causas de contaminación de las aguas".

En el caso de La Laguna, Teidagua destacó que el aceite no contamina el acuífero porque es conducido por el alcantarillado hasta la depuradora, donde es separado del agua. Sin embargo, técnicos peninsulares precisan que el "vertido de aceite por los fregaderos perjudica notablemente el funcionamiento de las estaciones depuradoras y los conductos de la red de alcantarillado".

Al preguntarle al técnico de Teidagua sobre lo dicho, dijo que si el aceite llegara al acuífero de la Vega lagunera, no pasaría nada porque dicha zona de Aguere posee un agua contaminada no potable, que llegó a este estado porque, a lo largo de los años, los ciudadanos se encargaron con sus vertidos de hacer que no se pueda beber, sino utilizar para el riego. Por ello, el agua que se bebe en La Laguna proviene de pozos próximos a La Esperanza-Tacoronte y de galerías del Norte.

Por otro lado, quienes tiren aceite a los canales con agua de lluvia deben saber que se forma una película impermeable que impide el paso de oxígeno y por lo tanto al posarse las aves se impregnan sus alas y les impide el vuelo, llevándoles a su muerte.