El propietario de un bar de la zona de El Cuadrilátero se siente acosado por el Ayuntamiento de La Laguna, ya que, según su propietario, la Gerencia Municipal de Urbanismo le atribuye molestias y ruidos que no ocasiona, por lo que, aunque haya recibido un requerimiento del consistorio, presentará un recurso por entender que "todo son mentiras lo que dicen de nosotros".

En estos momentos de crisis y donde la afluencia de público a la citada zona de ocio nocturno está decayendo, el propietario de la cafetería considera que "el Ayuntamiento de La Laguna, más que defender al pequeño comercio, lo que está haciendo es contribuyendo a su desaparición".

Antes de narrar los hechos, el escrito de la Gerencia de Urbanismo presenta datos curiosos en relación a los problemas que ocasiona el bar, ya que se utilizan términos como "presuntamente", "parece", o "se sospecha", lo que, a juicio del responsable de la cafetería, "deja caer unas irregularidades sin afirmarlas, por lo que pone en juego nuestra imagen, avalada por varios años de profesionalidad, y la de una clientela muy respetable".

Lo que no entiende el dueño del bar es que cuando se detectaron los ruidos y molestias a que alude el informe de Urbanismo, el local se encontraba cerrado y por lo tanto no había actividad dentro del mismo. "Eran las tres de la mañana -precisó- cuando los técnicos hicieron las comprobaciones, y a las 2 ya habíamos cerrado y no había clientes en su interior".

Los ruidos por los que el Ayuntamiento de La Laguna denuncia a la cafetería son movimientos de unas mesas que están ancladas al suelo con tornillos, una sillas y taburetes cuyas patas están protegidas por tacos de goma y un televisor que "creemos que no es problema para nadie, ya que a veces ni los que estamos en el bar oímos la música o las noticias que emite".

El expediente de disciplina se inicia a raíz de un informe técnico municipal emitido a consecuencia de una inspección técnica al local denunciado y que se localiza en la calle Doctor Antonio González. El bar dispone de licencia de apertura para ejercer la actividad desde el 25 de abril de 1994.

Al parecer detectaron desde el interior de una de las habitaciones de encima del bar ruidos de carácter compulsivo ocasionados presuntamente por el desplazamiento de mesas o sillas sobre el pavimento del local en la parte inferior, así como voces de personas, ruidos con componentes tonales y ciertos ruidos con intensidad de baja frecuencia procedentes de algún tipo de reproducción musical. Se giró una visita de inspección al local y se comprobaron, según el escrito, "que dispone de un televisor, un altillo destinado a almacén con instalaciones comunicadas con una gran caja metálica como si de un plenum se tratase, adosado al techo del local, que pareciera estar ubicado debajo de la habitación desde donde se realizaron las mediciones acústicas citadas".

En este punto dice el propietario del bar que las mediciones se hicieron en una habitación en el piso que está encima de dicho negocio, "por lo que es probable que procedieran de pubs traseros y no de nuestro local".

Urbanismo ha ordenado al propietario de la cafetería retirar en su totalidad cualquier equipo de reproducción de sonido (cosa que se ha hecho con respecto al televisor), y revisión del aislamiento acústico del local en lo que se refiere a transmisión por ruido de impacto.

Los técnicos especifican que los ruidos de impacto sobre el forjado se transmiten por la estructura y particiones del edificio en sentido ascendente.

Pero el propietario del bar no entiende nada ya que acto seguido los técnicos muestran inseguridad en sus afirmaciones, al añadir que "en función de los resultados obtenidos y de haber efectivamente transmisión de ruidos de carácter impulsivo desde el bar, se deberá implementar medidas correctoras y sin carácter limitativo". Ello lleva al dueño del bar a preguntarse: ¿Ocasionamos problemas o no? Lo que no se puede decir es eso de que de haber transmisión de ruidos, ya que al principio del informe se afirma que se detectaron ruidos".

Urbanismo exige dotar el mobiliario del local de amortiguaciones en las zonas que tengan contacto con el pavimento, lo que deja con la boca abierta al propietario del local, ya que, como pudo comprobar este periódico, todas las patas del mobiliario tienen sus correspondientes protecciones de goma.

El expediente de Urbanismo concluye ordenando al dueño del bar que proceda a la ejecución de las medidas correctoras necesarias y demostradas ante el ayuntamiento por un técnico.

Por su lado, el propietario de la cafetería ha puesto el asunto ante sus servicios jurídicos por entender que "el bar ha sido objeto de ocasionar unos problemas que nunca ha provocado, y el atribuirnos Urbanismo situaciones ajenas a nosotros, no han pensado en nuestra imagen, ya que puede influir en la economía de los que trabajamos en el mismo, ni en nuestra clientela".

Es de destacar que los vecinos de la comunidad de propietarios del edificio en cuya parte baja se localiza el bar están a favor del propietario de dicho negocio y dispuestos a dejar constancia de ello con su firma en un documento.