Hace 25 años, el barrio teguestero de Pedro Álvarez vio cumplido uno de sus sueños, como fue una ilusión que se hizo realidad gracias al esfuerzo y trabajo que, durante años, llevaron a cabo sus vecinos y vecinas y que, junto al empuje del párroco Miguel Ángel Cedrés, se vio plasmado un 20 de marzo de 1988. Un elemento que va más allá de sus piedras y enfoscados, ya que forma parte imprescindible para la vida del barrio y supone un elemento de orgullo y aglutinador del pueblo.

La iglesia de Pedro Álvarez conmemoró el 25 aniversario desde su consagración como templo parroquial. Una fecha grabada a fuego en la historia de este barrio teguestero, ya que, además de la importancia del templo para esta zona del municipio, supone la demostración de cómo el empeño de sus habitantes, conocidos por ser gente sencilla y muy trabajadora, se hizo realidad hace un cuarto de siglo.

Seis años antes de esa fecha, se colocó la primera piedra del templo. Un acto que llevó a cabo el obispo Luis Franco Cascón y que fue el inicio de lo que, años después, sería la iglesia de Pedro Álvarez. La necesidad de llevar a cabo esta obra surgió de la demanda de los vecinos y vecinas, ya que no contaban con un lugar de culto acorde con el número de habitantes que ya poblaban esta zona de la Villa.

La antigua ermita, que se ubica en la zona conocida como El Cantillo (a unos 100 metros de la actual parroquia), empezó a quedarse pequeña. Fue entonces cuando, en unos terrenos cedidos por Ambrosio Díaz, miembro fundador del Patronato Parroquial de Pedro Álvarez, e impulsor de este sueño, comenzó a forjarse lo que, seis años después, sería la obra que "ilumina" al barrio de Pedro Álvarez.