El papa Francisco recibió ayer a los obispos de las provincias eclesiásticas de Sevilla y Granada, entre las cuales se encuentran las dos diócesis del Archipiélago canario.

El obispo Bernardo Álvarez, acompañado del vicario general, Domingo Navarro, se presentó al obispo de Roma señalando que venía de la "cuna del padre Anchieta", a lo que el papa Francisco le respondió que lo iba a canonizar el 2 de abril.

En el coloquio de más de una hora que mantuvo el Santo Padre con los obispos del sur de España pudo explicar que el padre Anchieta se iba a canonizar por decreto juntamente con otras dos personas. Se trata de dos beatos nacidos en Francia, pero muy vinculados a la evangelización de Canadá, a saber: una mística misionera, María de la Encarnación (Guyart), y un obispo, Francisco de Montmorency-Laval. Los tres junto con el hermano Pedro y la joven Catalina Tekakwitha habían sido beatificados en 1980 por Juan Pablo II.

En este sentido, el papa les explicó que estos tres nuevos santos son paradigmas, modelos de la evangelización de América, tanto del norte como del sur.

El encuentro con el papa Francisco fue muy emotivo, fraterno y cordial, indicó Álvarez. El obispo de Roma insistió mucho y reiteradamente en la cuestión de "la acogida, la escucha de las personas, la cercanía a la gente, así como en la necesidad de salir al encuentro de ellas".

En relación a los temas que fueron surgiendo en el coloquio los mismos se referían a los jóvenes, el paro juvenil, la familia ante el próximo sínodo, que abordará esta cuestión, los seminarios y las vocaciones, la crisis económica, la emigración o la pobreza.

Al finalizar el encuentro el Santo Padre entregó un sencillo obsequio a cada participante.

Bernardo Álvarez ha podido conocer estos días más detalles en torno a la próxima canonización del beato padre José de Anchieta. Álvarez apuntó que dio gracias al papa por esta canonización que "al no ser una canonización fundada en un milagro reciente del beato, se materializará mediante un decreto del papa, un procedimiento denominado canonización equivalente. Se trata de un decreto en el que el Santo Padre reconoce las virtudes heroicas y la trayectoria apostólico-misionera y humanizadora del padre Anchieta. Una vez firmado dicho decreto, ya será santo" -indicó Álvarez-. A partir de ese día ya se le puede ofrecer culto público en todo el mundo como san José de Anchieta. Hasta ahora, desde 1980, solo estaba autorizado su culto, como beato, para Brasil, la diócesis Nivariense y la Compañía de Jesús.

El papa firmará el referido decreto el 2 de abril, por tanto, será sin acto público. Posteriormente, "para celebrar esta canonización, lo que está previsto es una eucaristía de acción de gracias en Roma, después de Semana Santa. Será presidida por el papa y su fecha está por determinar, en espera de lo que vayan determinando los obispos de Brasil y Canadá juntamente con la Sede Apostólica. En nuestra diócesis también haremos una celebración para festejar este acontecimiento tan importante para la fe y la vida de nuestra Iglesia".

El papa Francisco aplicará un procedimiento para canonizar al padre Anchieta utilizado en algunas ocasiones y que se conoce con el nombre de canonización equivalente.

Esto significa que el beato José de Anchieta será declarado santo por decreto, sin una ceremonia formal y sin la necesidad de que se haya producido un milagro a través de su intercesión. Se reconoce la santidad de la persona por su sobresaliente testimonio de amor a Dios y al prójimo a lo largo de su vida. En el caso de Anchieta, desde los 19 años y hasta los 63 se consagró por entero al anuncio del evangelio, por lo que se le reconoce como "apóstol de Brasil".

El procedimiento de "canonización equivalente" ha sido utilizado por los pontífices para declarar oficialmente la santidad a personas que murieron hace mucho tiempo y a quienes la Iglesia ha reverenciado como santos por siglos, o sea, en causas históricas.

El papa Benedicto XVI lo utilizó en tres ocasiones, el papa Juan Pablo II lo utilizó una vez y Francisco lo utilizó en octubre para canonizar a una monja italiana, Angela de Foligno, quien murió en 1309, y al padre Pierre Favre, un sacerdote del siglo XVI que fue uno de los primeros jesuitas.

Por todo ello, La Laguna, y Canarias toda, está de enhorabuena por el nuevo santo José Anchieta.