El agua de abasto produjo hace 30 años en La Laguna un episodio de gastroenteritis que tuvo como anécdota que afectó a casi la totalidad de una de las congregaciones de monjas de la ciudad. Lo rememora el farmacéutico Antonio Miguel Rodríguez, que en torno a un año más tarde llegó al servicio creado después de aquel hecho: Sanidad Municipal, poco conocido y que desarrolla su labor en la céntrica calle San Agustín.

Fundamentalmente, según explica Rodríguez, en el laboratorio se realizan controles analíticos de distinto tipo, como los alimenticios (del Mercado Municipal o de comercios al menor) o los de carácter medioambiental, a su vez divididos en clases (del agua de consumo público, de playa o residuales, entre otros). "Dudo de que haya un servicio público con más antigüedad que Sanidad", señala sobre una actividad que, sumando etapas anteriores, podría rondar los 200 años.

Al frente de la Concejalía de la que depende esta actividad se encuentra el socialista Zebenzuí González, que pone en valor el trabajo que desarrollan tanto Antonio Miguel como sus compañeras Magaly y Almudena -las inspectoras que realizan el trabajo en la calle-, y destaca que en los últimos tiempos se ha logrado dotar a este servicio de instrumental necesario y que hasta ahora no tenía a su disposición.

El grado de desconocimiento de esta instalación y de lo que allí se hace -admitido incluso por sus propios responsables- no es casual. Y es que se trata de un recinto céntrico y que desarrolla una labor importante, pero ubicado en un patio interior, en el 54 de San Agustín, tras la Oficina Municipal de Información al Consumidor (OMIC), en una casa que fue donada al Ministerio de Sanidad por el naturalista y reconocido entomólogo lagunero Anatael Cabrera.

Productos químicos, probetas y otro instrumental propio de un laboratorio marcan la actividad que se realiza en un departamento en el que también hay espacio para otras anécdotas. Una de las que destaca Rodríguez es acerca de lo que ocurrió hace en torno a dos décadas en el depósito de agua de Los Baldíos. Este se rebosó y, cuando el profesional acudió a la zona, encontró unos filtros tapados por lo que, inicialmente, parecía serrín. Sin embargo, había también excrementos de caballos. ¿De qué manera? Se colaron después de que alguien levantase la tapa de un canal en una propiedad privada y cayese en él estiércol. El remedio: cerrar el depósito temporalmente y realizar una limpieza a fondo.

Para tratar de aportar un poco más de luz sobre el campo que los ocupa han puesto en marcha una cuenta a través de la red social Facebook y de http://sanidadlaguna.blogspot.com.es/. Al mismo tiempo siguen trabajando para evitar circunstancias sanitarias como la ocurrida 30 años atrás.

Entre productos químicos y recipientes

Productos químicos, instrumental diverso, microscopios y una pizarra con fórmulas. Eso es, a grandes rasgos, lo más destacado del laboratorio municipal, en el que trabaja Antonio Miguel Rodríguez y que depende de Sanidad, área dirigida por Zebenzuí González.