La fuga de San Diego en su versión más costumbrista volvió ayer, como ha ocurrido en los últimos años, al entorno de este barrio lagunero y su ermita. Hasta allí se desplazaron alumnos de primero de ESO del IES San Benito y del Canarias Cabrera Pinto dispuestos a cumplir con la tradición de contarle los botones a la estatua de mármol que representa a Juan de Ayala.

Vecina "de toda la vida" de la zona, Carmen Teresa Expósito colaboraba este viernes con los dos centros docentes participantes en el programa organizado. "No es el santo", aclaraba, y repetía si era necesario, para sacar de la confusión a algunos estudiantes y para evitar que los periodistas cayesen en el error. Se refería a Ayala, fundador del convento franciscano que albergó el lugar y cuyos botones se convirtieron hace ya algún tiempo, si son contados con precisión, en sinónimo de buena suerte para el curso y los exámenes.

Esta jornada alternativa a otras prácticas más reprobables en torno a la fiesta comenzó antes. Los jóvenes se encontraron en el Cabrera Pinto y caminaron después por la avenida de San Diego hasta la Casa del Ganadero, donde realizaron actividades lúdicas. Ya a medida mañana, bajo esa lluvia fina que acompaña a tantos actos en La Laguna, unieron esta instalación con la ermita, en la que muchos reconocieron no haber estado nunca y donde les brindaron algunas claves históricas sobre el recinto religioso.

Celebrada en este caso no la víspera de San Diego -es el domingo-, sino dos días antes, cuenta la fuga con una historia que hunde sus raíces en los inicios del siglo pasado y sobre la que se han difundido varias teorías para explicar sus orígenes. Una de las más firmes es la que relató ayer el director del Cabrera Pinto, Juan Rodríguez, que recordó al profesor Diego Jiménez de Cisneros, que en 1919 quiso impedir a los estudiantes de ese instituto asistir a la romería en honor del santo que se celebraba entonces. "Don Diego les dijo que él tenía otra tradición que era poner un examen en su onomástica y celebrarlo así con sus alumnos", señaló sobre el motivo de que el 13 de noviembre quedase establecido como día de fuga.

Desde la época, aquella reacción juvenil se generalizó, tuvo más fuerza, la perdió, dio pie a gamberradas, se ha tratado de recuperar... Ha vivido momentos dispares, pero en los que, de una forma u otra, la frase que, al parecer, fue escrita en la primera edición, hace 97 años, en las pizarras de Cabrera ha mantenido su vigencia: "Día de San Diego/fuga general/las buenas costumbres/hay que respetar".

Tradición y jornada de convivencia estudiantil

Los alumnos del IES San Benito y del Cabrera Pinto vivieron una jornada no solo de tradición, sino también de convivencia. En las imágenes superiores, en San Diego; abajo, en el centro de origen de esta costumbre, donde los recibió su director, Juan Rodríguez.