Ni la mañana fría con la que amaneció el casco de La Laguna pudo frenar a los más de 5.000 participantes protagonistas de La Sardina de la Inclusión, un proyecto educativo para personas con necesidades especiales que dejó las calles con la chispa de la ilusión y el fuego de la alegría por cada uno de los rincones de las plazas de La Concepción y El Cristo y las calles La Carrera y Viana.

Y es que los centros de educación especial de toda la Isla fueron fieles a su cita con Aguere y volvieron llenar de color y jolgorio todo el recorrido por cuarto año consecutivo ante la atenta mirada de familiares, educadores y colaboradores, que no desaprovecharon la ocasión para sumarse a lo que fue una fiesta en medio de una auténtica serpiente multicolor.

La imaginación, la música, los ritmos, los gigantes y cabezudos, los carricoches y los disfraces reciclados volvieron a marcar la diferencia en una jornada en la que La Laguna brilló por sí sola gracias a un carnaval distinto por el que el ayuntamiento ha apostado decididamente.