La declaración del casco histórico de La Laguna como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en el año 1999 y su posterior peatonalización, con la consiguiente afluencia de un número cada vez mayor de turistas que, diariamente, se acercan a esta zona señalada de la ciudad para visitarla figura, en primera instancia, como un hecho positivo y beneficioso para la economía de la Ciudad de los Adelantados y su gente.

Nada más lejos de la realidad, ha puesto de relieve una problemática que Unidos se Puede (USP), a iniciativa del concejal José Marrero, pretende debatir en el Pleno municipal por medio de una moción: las serias dificultades que está sufriendo el pequeño comercio para sobrevivir y establecerse en un lugar que, en palabras suyas, es "ya una zona comercial en la que las franquicias de multinacionales son las únicas que se pueden permitir el lujo de asentarse y conservar sus negocios".

En la propuesta redactada por el munícipe se expone que el hecho de que el casco histórico se haya convertido en un lugar de referencia ha provocado que muchos comercios hayan adecuado su oferta con la intención de atraer al turista y no al residente canario, "generando dificultades al comercio tradicional, que no puede competir en precios o en vías de promoción", se cita en el documento.

José Marrero declara que los locales no se adaptan a las necesidades de los comercios tradicionales, los cuales se ven obligados a realizar grandes inversiones que superan sus capacidades. Asimismo, considera que se han visto especialmente perjudicados por la subida de los precios del alquiler producto de la modificación de la Ley de Arrendamientos Urbanos de 1994 , en la cual se posibilitaba pagar precios inferiores al valor de mercado negocios a los que se les hubiera otorgado contratos de alquiler antes de mayo de 1985.

Esta coyuntura, según el miembro de la coalición de izquierdas, ha provocado que sea de imperiosa necesidad la protección y la salvaguarda de los pequeños comercios, evitando que el casco antiguo se sature de grandes empresas y de que estas ocupen la mayoría de los establecimientos del lugar.

La finalidad, esgrime la moción, es potenciar y anteponer un comercio, el local, que se considera un elemento vertebrador de la localidad y un sector fundamental en la generación de empleo y en la cohesión social y territorial.

En base a esto, en la iniciativa se plantean una serie de acuerdos -un total de diez- que buscan luchar contra esta situación preocupante a tenor de lo demandado por Marrero. El control en la concesión de licencias en los locales que se queden vacíos, el cobro de un impuesto sobre el impacto medioambiental a las grandes compañías o la ideación de un sello de calidad que reconozca a los negocios tradicionales y resalte su labor y su diferenciación en la atención al cliente son algunas de las medidas propuestas con ese objetivo último de mejorar el presente de estos establecimientos.

LA LAGUNA