Más de 200 años de historia preceden a un lugar que estuvo muy presente en el día a día de miles de personas procedentes no solo de San Cristóbal de La Laguna, sino de múltiples localidades de los alrededores de la ciudad (Pedro Álvarez, Las Gavias, El Bronco-Lomo Largo?) o incluso de pueblos pertenecientes a otros municipios (La Esperanza). Eso en lo que respecta a la construcción de la edificación en cuestión. Pero si se pone el foco en la época a partir de la cual la zona en la que a día de hoy -ya en desuso desde hace varios años- se levantan Los Lavaderos del Tanque Grande, hay que remontarse casi 300 años más atrás, a comienzos del siglo XVI, para ser conscientes de la importancia que tenía este terreno ubicado al comienzo del Camino de Las Peras.

El hecho de que no estuvieran canalizadas las redes de abastecimiento de agua de núcleos poblacionales grandes como Tegueste y Las Mercedes provocaba que lo que se conocía en aquel momento como la fuente de Madre del Agua, en las proximidades de Los Lavaderos, estuviera considerablemente solicitada.

Según recoge la web del Centro Internacional para la Conservación del Patrimonio (Cicop), era este el lugar al que originariamente los laguneros (y los que no eran de la Ciudad de los Adelantados también) acudían para lavar sus ropas a pesar de las múltiples prohibiciones que las ordenanzas establecieron en diferentes períodos del siglo XVI para evitar que se colapsara la única zona de lavado disponible en el lugar.

La solución a esta problemática fue levantar un lavadero que recibía el suministro de agua del denominado tanque de San Francisco (muy cerca de Los Lavaderos) a comienzos del siglo XVII (año 1625). El punto y final definitivo se dio a finales del siglo XVIII, fecha de la que data la construcción definitiva de un lugar que en el pasado constituía un punto de encuentro de referencia.

Eran emplazamientos a los que la gente acudía no solo para cubrir una necesidad básica como era el lavado de la ropa que vestían diariamente, sino también espacios donde tuvieron lugar miles de historias y anécdotas entre vecinos; donde se entrecruzaron las vidas de múltiples tinerfeños; y donde la sociabilización entre gentes provenientes de diferentes pueblos -muy cercanos entre sí pero que coincidían principalmente en zonas de paso obligado, como es el caso de Los Lavaderos- tomaba un protagonismo principal, dejando en un segundo plano el mero hecho de lavar la vestimenta.

En abandono desde hace varios años, cuando el lavado a mano comenzó a ser una costumbre cada vez menos recurrida, Los Lavaderos del Tanque Grande han sido objeto de varias iniciativas promovidas por el ayuntamiento que han buscado destacar la alta importancia que poseyó este lugar para la sociedad lagunera. Algunas de ellas no prosperaron, como fue el caso del estudio que el consistorio solicitó en 2006 al Cicop, que perseguía poner en valor el recinto y al uso diario que en el pasado se le dio a la instalación ubicada en las inmediaciones de la Plaza del Cristo. Una medida que quedó anclada en el olvido.

Semejante es la situación que se está viviendo actualmente con el último de los proyectos centrados en su revalorización: la apertura al público del lugar para su visita. Una idea que surgió en noviembre de 2017 y que originalmente estaba enmarcada dentro de la celebración del XVIII aniversario de la declaración de San Cristóbal de La Laguna como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

A día de hoy se sabe que el recinto fue sometido a una renovación de su aspecto exterior y que los baños del espacio se habilitaron para mejorar su accesibilidad. Asimismo, también se estudió la posibilidad de implementar medidas que abogaran por su seguridad.

Por otro lado, también es conocida la intención que tenía el Área de Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de La Laguna de abrirlo al público en el pasado año 2018. No obstante, a día de hoy dicha acción sigue estando pendiente de aplicarse prácticamente un año después (13 de abril de 2018) de que la concejal del área, Candelaria Díaz, declarase que ese era el objetivo a cumplir por parte de la institución. Entre otras actuaciones, se fijó que el centro contase con un horario oficial de visita y que acogiera una exposición permanente de fotos antiguas de las lavanderas, a modo de rememorar la historia inherente al lavadero.

Su inclusión en algunas de las muchas rutas turísticas que se llevan a cabo en Aguere sigue, por tanto, a la espera.

Mientras tanto, los residentes canarios y los visitantes foráneos tendrán que aguardar a la apertura de un lugar que expira por todos sus poros infinidad de recuerdos y de memorias; y que constituye un testimonio fundamental para conocer de primera mano el contexto y las circunstancias en las que vivía el ciudadano lagunero de siglos pasados, muy distintos a los actuales.