Decenas de turistas españoles pasean cada año por un parque de Ho Chi Minh (antigua Saigón), sin saber que fue territorio español desde fines del siglo XIX hasta 1922, cuando lo recuperó la administración colonial francesa.

Según revela el británico Tim Doling, autor del libro ''Exploring Ho Chi Minh City'' (Explorando Ciudad Ho Chi Minh), el terreno que ocupa el parque Bach Tung Diep, de apenas 4.000 metros cuadrados, fue cedido por Francia en agradecimiento por la ayuda inicial de España en la conquista de la Cochinchina a partir de 1858.

"Me sorprendió el dato, pero no hay dudas porque lo encontré en dos fuentes históricas diferentes. Era solo un terreno abandonado en el centro de la ciudad y los franceses lo convirtieron en jardín público cuando lo recuperaron", explica el historiador.

Situado frente a un museo dedicado a la historia de la ciudad -en cuyos jardines siguen expuestos aviones de combate y tanques capturados al Ejército estadounidense durante la guerra- es un lugar habitual de tránsito para los turistas.

La sombra de su frondosa vegetación, con un majestuoso árbol baniano en el centro, y su ubicación a pocos metros de edificios emblemáticos como la Ópera, el Hotel Continental -en el que se alojaba el escritor Graham Greene- o el mercado de Ben Thanh lo convierten en un lugar ideal para darse un respiro.

Mientras toman algún refresco, algunos turistas echan un vistazo a la estatua dedicada al estudiante Tran Van On, abatido por la Policía en 1950 durante una manifestación anticolonial.

No hay ninguna indicación sobre el pasado hispano del parque y no se conocen los motivos exactos por los que fue devuelto a Francia en 1922, aunque Doling apunta a la falta de interés de los gobiernos españoles durante la Restauración Borbónica.

"España no lo mantuvo en buen estado y Francia lo recuperó para convertirlo en un jardín público. Las autoridades españolas no designaron a nadie para administrarlo, supongo que no les interesaba", comenta.

Aunque es el único territorio conocido que España poseyó en la antigua Indochina, también hay rastros de la presencia española en Danang, en el centro de Vietnam, donde los cuerpos de varios militares descansan en un pequeño cementerio franco español.

En 1858, ante los asesinatos de misioneros españoles y franceses en el entonces Reino de Anam (centro del actual Vietnam), el emperador Luis Napoleón III decidió enviar una expedición de castigo y para ello buscó el apoyo de su aliado español, cuya presencia colonial en las vecinas islas Filipinas facilitaría la operación.

España accedió a nutrir la expedición conjunta con un contingente de 1.500 hombres -la mitad del total-, en su mayoría filipinos, a las órdenes del coronel Bernardo Ruiz de Lanzarote y del comandante Carlos Palanca.

Lo que se planteó al principio como una rápida expedición de castigo para amedrentar al emperador anamita se convirtió en un infierno de calor, enfermedades tropicales y emboscadas del enemigo en el que perecieron un millar de militares del bando franco- español.

Según cuenta el historiador Luis Alejandre en su libro "La guerra de la Cochinchina, cuando los españoles conquistaron Vietnam", los objetivos de la expedición fueron cambiando a medida que Francia ganaba peso y los sucesivos gobiernos españoles de la época se desentendían de aquella lejana contienda.

El comandante Palanca y sus hombres contribuyeron de forma decisiva a la toma de Saigón en 1859, pero España fue una mera invitada en el Tratado de Paz de 1862, que otorgó a París tres provincias del sur del Vietnam actual.

Con esa base, Francia pudo ir extendiendo sus posesiones en la zona hasta controlar toda Indochina (Vietnam, Camboya y Laos) antes de terminar el siglo XIX.

España, que luchaba entonces por conservar sus últimas colonias, no recibió a cambio de aquel sacrificio más que el pequeño terreno en el que hoy los turistas se paran a tomar un respiro.