El escritor mexicano Juan Pablo Villalobos, último ganador del premio Herralde de novela, considera que "vivimos una época complicada para el humor" en la que "a menudo impera la literalidad" y se ponen límites a aquello de lo que uno se puede reír.

El novelista ha hecho esas declaraciones en una entrevista con EFE en Cartagena, donde se encuentra esta semana para mantener encuentros con jóvenes lectores sobre su novela "Te vendo un perro", una de las finalistas del Premio Mandarache de fomento de la lectura que se organiza en la ciudad.

El humor es una pieza clave en toda la obra del mexicano, que dice que no siempre es fácil conectar con el público desde esa óptica porque hay una tendencia a hacer interpretaciones literales de los textos, cuando "el humor -añade- funciona con dobles sentidos y sátiras".

Por eso, se producen muchas situaciones de "lecturas sesgadas e inapropiadas" y de "censura a esas manifestaciones humorísticas que pueden afectar a la libertad de creación de los autores", ha opinado el ganador del último premio Herralde de novela por "No voy a pedirle a nadie que me crea".

En "Te vendo un perro", apunta, reflexiona precisamente sobre los límites del humor, sobre los asuntos de los que uno se puede reír o no.

Villalobos es de la opinión de que "se puede hacer humor de todo", pero la clave está en "el mecanismo de la broma" y en quién cuente el chiste.

Así, personas judías como Woody Allen o Albert Cohen se han permitido hacer bromas con algo tan serio como el holocausto y "están a salvo de ser acusados de antisemitismo", pero "el mismo chiste en boca de alguien que no fuera judío se transformaría totalmente", ha explicado como ejemplo.

Además de para el humor, ha opinado que vivimos también un momento "delicado para la literatura" porque hay "una competencia muy dura desde el mundo del entretenimiento", no solo desde otros ámbitos de la ficción, como el cine o la televisión, sino sobre todo de internet y las redes sociales.

"Nunca se ha leído tanto, pero nunca se ha leído tan mal", ha señalado al respecto, y ha apuntado que la red genera una abrumadora cantidad de contenidos, pero muchos de ellos de baja calidad, sin ningún tipo de selección, incluso mal escritos y mal redactados.

Sin embargo, se ha mostrado "optimista" al opinar que "la literatura cubre un espectro de nuestra alma que ningún otro elemento puede cubrir", por lo que "no será tan fácil librarse de los escritores y la literatura".

En ese sentido, ha insistido en que "leer una novela es una experiencia única, estética, que no se compara para nada con el cine y otras ficciones" y tiene un importante "elemento distintivo", que es su "capacidad para contribuir a crear una conciencia crítica, despertar una sensibilidad con el entorno y una mayor empatía hacia los otros, y no cerrarse al egoísmo que venden las redes sociales, que solo venden el yo".

En cualquier caso, ha defendido el lado positivo de las nuevas tecnologías como modo de promoción y de conexión entre personas con similares intereses, y ha asegurado que internet le ha permitido acceder a "muchos de los mejores libros y de los mejores escritores" que ha leído en los últimos tiempos.

De cara a los encuentros con los jóvenes lectores que mantendrá esta semana en Cartagena, ha confiado en poder conectar con ellos a través del humor, y ha asegurado que con ese tipo de público "no se debe ser condescendiente", sino más bien al contrario, pues a menudo los jóvenes "tienen una mirada crítica y una gran inteligencia para valorar lo que se les ofrece".

"En general, son más libres que los adultos y, por tanto, un público más exigente y al que es más complicado acercarse", ha concluido.