Javier Fernández se ha despedido hoy como secretario general de la Federación Socialista de Asturias (FSA) sin "amargura" pero con cierta "congoja" de un partido al que debe "todo" y mostrando respeto a su sucesor, Adrián Barbón, que sumará a la Federación Asturiana a la renovación abierta con la reelección de Pedro Sánchez en el PSOE.

En su última intervención como máximo responsable de una organización que ha liderado desde el año 2000, Fernández ha asegurado renunciar a la amargura que le produjo la división abierta en el partido en el último año, en el que se puso al frente de la gestora que dirigió el partido tras la salida de Sánchez y que promovió la abstención del PSOE en la investidura de Mariano Rajoy.

Visiblemente emocionado, ha dedicado sus últimas palabras como secretario general a su partido, del que se ha confesado "un abrumado deudor", al recuerdo a su antecesor, el fallecido Luis Martínez Noval, y a mostrar su "respeto" por el que será su sustituto al frente de la FSA-PSOE, Adrián Barbón, su única alusión al dirigente sanchista elegido por la militancia.

Interrumpido en varias ocasiones por los aplausos de lo delegados, Fernández, que pidió contar con el apoyo de la nueva Ejecutiva para el Gobierno que presidirá hasta 2019 y que ha visto respaldada su gestión por el 54 por ciento de los delegados, ha advertido de que, según su experiencia, en política "no se elige entre el bien y el mal, si no entre lo preferible y lo detestable".

Así, ha advertido de que el eje fundamental de la política sigue siendo el de "izquierda-derecha" y que la tarea fundamental del PSOE es "distribuir la esperanza" que, ha subrayado, "es enemiga de los utopismos y de la magia como solución" dado que la realidad "es cada vez más resistente a medida que negocias con ella".

Su labor como secretario general, ha agregado, le permitió percibir las divisiones del partido "mejor que a nadie" pero también le convenció de que el PSOE tiene "un anclaje estructural" que pasa por su origen en el movimiento obrero, una historia paralela a la de España y un patrimonio que es el Estado del bienestar.

"Si tuviera que dar un consejo diría que, aunque vayas muy sobrado por la vida, cuando entres en los mares de la política siempre hay un iceberg que está ahí, silencioso e invisible, esperándote", ha apuntado el secretario general saliente de la FSA.

Su sucesor, de 38 años y alcalde de Laviana -cargo que dejará a comienzos de octubre-, ha llegado acompañado de uno de sus principales apoyos, la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, a un Congreso al que Sánchez no asistirá dada la situación creada en torno al referéndum independentista de Cataluña.

Previamente, el alcalde de Oviedo, Wenceslao López, que preside el Congreso a propuesta de la Ejecutiva saliente, ha incidido en que la asamblea supone "un cambio de ciclo" en la FSA-PSOE tras la decisión adoptada por Fernández de no optar a un nuevo mandato.

"Recuerdo con suma satisfacción aquel gran discurso del Javier candidato hace diecisiete años", ha apuntado López antes de incidir en que el actual Congreso tiene el objetivo "ilusionante" de impulsar "un proyecto integrador" que permita al PSOE recuperar "el voto de la izquierda y de los progresistas".

Además, la primera jornada se ha cerrado con la votación del informe de gestión elaborado por la Ejecutiva saliente que ha salido adelante con el respaldo del 54 por ciento de los votos correspondientes a 167 delegados frente a 109 que han votado en contra, el 35,5 por ciento, y 32 abstenciones (10,4 por ciento).

La aprobación del informe ha evitado así una primera discrepancia entre la nueva dirección de la FSA y el Gobierno de Fernández después de que ambas partes mostraran su convencimiento de que habrá una colaboración "leal" en los dos años que quedan de legislatura.