La proclamación de la república catalana ha sido recibida en la escena internacional con una oleada de rechazo y, de manera simétrica, de apoyos a la integridad territorial y la soberanía españolas.

El primero en reaccionar fue el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, que avisó en su cuenta de Twitter de que "nada cambia" para la UE y que España sigue siendo el "único interlocutor" para el bloque comunitario.

El presidente de la Eurocámara, Antonio Tajani, incluso dijo que "nadie en la Unión Europea va a reconocer" una declaración "contraria al Estado de Derecho", a la Constitución española y al Estatuto de autonomía catalán, "que son parte del ordenamiento legal de la UE".

También respondió con rapidez el Departamento de Estado norteamericano, afirmando que "Cataluña es una parte integral de España" y, por este motivo, "apoya las medidas constitucionales del Gobierno español para mantener a España fuerte y unida". "Estados Unidos mantiene una gran amistad y una afianzada alianza con España, aliado de la OTAN", añadió.

El Gobierno alemán recalcó que "la soberanía y la integridad territorial de España son y permanecen inviolables" y expresó su preocupación por la nueva vulneración de la Constitución.

El presidente francés, Emmanuel Macron, dio su "pleno apoyo" al jefe del Gobierno español para "hacer respetar" el Estado de Derecho, en declaraciones desde Guyana. Desde allí ha hablado también el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, que pidió "evitar las fisuras" porque Europa no necesita "otras fracturas". Un portavoz de la primera ministra británica, Theresa May, dejó claro que Reino Unido no reconocerá la declaración de independencia de Cataluña porque es ilegal.