Los Veintisiete han dado este lunes un primer respaldo general al acuerdo de divorcio negociado entre Bruselas y Londres, con España como único país que ha condicionado su aprobación final a que sea modificado para dotarlo de mayor "claridad jurídica" respecto a que cualquier relación futura del bloque con el territorio de Gibraltar deberá pasar primero por el consentimiento español.

"La interpretación tiene que ser clara: La negociación sobre la relación futura de la Unión Europea y Reino Unido es distinta de la negociación sobre Gibraltar", ha indicado Borrell a la prensa en Bruselas, en donde los responsables de Asuntos Europeos han analizado la situación.

El jefe de la diplomacia española ha apuntado que el problema tiene que ver con el artículo 185 del Tratado de Salida, una referencia que apareció "de la noche a al mañana el pasado miércoles, y que España no ve con buenos ojos, por lo que reclama su modificación.

Se trata de unos párrafos que apuntan que la UE y Reino Unido deberán negociar de manera "expeditiva" las condiciones de la nueva relación y ello, "con sus mejores esfuerzos, de buena fe y con pleno respeto de sus respectivos ordenamientos jurídicos"

"Queremos que quede claro en la interpretación de ese texto que las negociaciones entre Reino Unido y la Unión Europea no se aplican a Gibraltar, que lo que se negocia entre Reino Unido y la UE tiene un ámbito territorial que no incluye a Gibraltar", ha resumido Borrell, para subrayar a continuación que el futuro de las relaciones con el Peñón se deben realizar "aparte".

Al plantear su queja, España ha recibido garantías de los servicios jurídicos del Consejo en cuanto a que su papel queda claro con respecto a las relaciones con el territorio gibraltareño, pero la Abogacía del Estado recomienda que se especifique ya y no dependa de interpretaciones futuras, según fuentes del Gobierno.

Desde el inicio de las negociaciones, la Unión Europea ha reconocido en varios momentos el derecho a veto de España a la hora de negociar la relación futura con Gibraltar y es esta condición la que el Gobierno quiere que quede reflejada en la misma terminología tanto en el acuerdo de divorcio como en la declaración política sobre el futuro.

REUNIÓN CON BARNIER

El negociador de la Unión Europea para el Brexit, Michel Barnier, se ha reunido de manera bilateral con el ministro español a primera hora de la tarde para abordar con más detalle la reclamación de España y buscar soluciones.

Las capitales de los 27 no conocieron la redacción definitiva del acuerdo hasta después de que fuera aprobado por el Gobierno británico, algo que no ha gustado a España, que lamenta que incluso el ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo, haya podido leer el documento antes que Madrid, según las fuentes consultadas.

La cita de este lunes ha sido la primera vez en que la UE a nivel de ministros ha discutido sobre el Tratado de Retirada negociado entre Bruselas y Londres y sobre las bases de la relación futura entre la UE y Reino Unido que van a fijar en una declaración política.

Ambos textos se negocian con la parte británica y el objetivo es poder finalizarlos y formalizarlos el próximo domingo, en una cumbre extraordinaria de jefes de Estado y de Gobierno de la UE, a la que se podría unir Theresa May más tarde.

Aunque el negociador europeo, Michel Barnier, ha dicho en una rueda de prensa tras el encuentro que todas las delegaciones han dado su apoyo al acuerdo negociado a nivel técnico, España ha expresado sus reservas por la situación en Gibraltar.

Un alto funcionario europeo presente en las conversaciones ha avisado de que lo que plantea España es un "problema" que no debe ser "minusvalorado", porque el bloque no contempla reabrir el acuerdo de divorcio, si bien ha matizado que seguro se encontrará una "solución" a tiempo para el domingo.

España, por su parte, insiste en que de momento no bloquea el acuerdo y sostiene que su demanda ha contado con la comprensión de sus socios y que "bastantes países" han pedido que se le dé una solución.

También otros países han intervenido para pedir modificaciones o precisiones sobre elementos del documento, si bien fuentes europeas han precisado a Europa Press que solo España ha condicionado sus peticiones a dar su visto bueno a lo negociado.

El ministro Borrell, sin embargo, ha pedido no hablar de "veto" ni usar terminología "bélica" para describir las reservas de España y ha insistido en que el objetivo es que quede clara la "interpretación jurídica" de los textos.

"Hasta que no conozcamos lo que dice la declaración política sobre la relación futura, no podemos dar nuestro acuerdo al Acuerdo de Retirada, porque las dos cosas van juntas", ha explicado Borrell, quien ha recordado que la primera ministra británica, Theresa May, también ha dicho que uno depende del otro.